La primera noche fue rara, Lucía no me dejo dormir con ella, y tuve que dormir en la cama individual, debajo de la cama de Alex. Al principio estaba todo bien, hasta más tarde, que se escuchaban los ruidos de los árboles, las ramas crujiendo, y al parecer era la única despierta.
Como la miedosa que soy, me había tapado hasta la cabeza, pero del miedo, corrí a la cama de Lucía, tirándome arriba de ella, casi asesinándola.
-Mi panza. –Pego un grito ahogado, mientras ponía cara de dolor y se abrazaba. –Maldita. –Se acostó en posición fetal, mientras hacía puchero.
-Perdón, pero tengo miedo. –Me empujo de la cama. –Ay, me dolió.
-A mí me dolió peor.
Después de insistirle, me dejo dormir con ella. Y así fue la historia de cómo la primera noche fue rara.
Por la mañana, nos despertamos todos, bueno, todos no, en realidad yo no. Me despertaron tirándome de la cama, y tirándose arriba mío. Pero me desperté temprano. Punto para mí. Salimos de la cabaña en pijamas, y fuimos al comedor, en donde solo estaba Félix.
-¿Dónde está mi hombre? –Le pregunto Lucía a Félix.
-Duchándose. –Respondió mientras comía su cereal.
-¿Solo? –Pregunto una vez más.
-Eh sí.
-Adiós. –Se fue corriendo.
-Meh. –Dije. -¿Qué hay de desayunar? –Pregunte sentándome en la mesa de mi grupo.
-Cereal. –Grito Félix con la comida en la boca.
Empezamos a desayunar, cuando llegaron todos los que faltaban, y en ese momento empezamos todos a desayunar, aunque Félix ya había terminado, pero iba por el tercer plato. Y yo esperaba a que venga John a mandarnos como lo está haciendo desde ayer.
Y a los quince minutos, el llego, con su ropa de camuflaje de ejército, y un silbato rojo. Al entrar lo toco, haciendo que todos se sobresaltaran, y que Mangel se atragantara con la leche.
-Bien, dejen de comer. –Ordeno, y como todos nenes buenos, dejamos de comer. –Hoy van a hacer algo que no pensaban hacer. –Empezó a caminar de un lado a otro. –Quiero que en quince minutos, me encuentren en la entrada.
Dijo y se fue. Todos corrimos a cambiarnos de ropa. Eran las 11 de la mañana, o eso me marcaba el reloj de la cabaña. Así que Lucía y yo nos pusimos nuestros anteojos de sol, que eran iguales, y salimos.
-Ahora que están todos, vamos a ir hasta aquella montaña. –Señalo una montaña gigante. –Síganme.
No sé cuánto tiempo estuvimos caminando, pero me alegraba tener una amiga que llevara botellas de agua a todas partes. Al llegar, Rubén se dejó caer al piso, y sin querer me tropecé, cayendo sobre él. Bueno, no fue sin querer, fue apropósito, pero yo quería mi momento romántico de película.
-¿Y si nos quedamos así hasta que nos arrastren? –Le pregunte.
-Por mi perfecto. –Dijo el sonriendo.
-Levántense, malditos vagos atorrantes. –Dijo Fran. –O me tiro yo arriba, y lo arrastro a Ash conmigo.
Al decir eso, nos levantamos los dos al mismo tiempo. No era por mala, pero Ash estaba más gordito, y su peso con el de Fran nos iba a matar.
-Lo que van a hacer es lo siguiente. –Dijo mientras nos acercábamos al borde. –Van a tomar velocidad, y van a saltar al agua. –Abrí los ojos grades, me iba a desmayar en cualquier momento. –Pueden saltar de a dos, y en este caso, voy a dejar que sea de distintos equipos las parejas. –Nos pusimos en filas. –Elijan sus parejas rápido.
Empezamos a desordenarnos, yo me quede con Rubén, Alex con Mangel, Fran con Félix, Grant con Alex, y Ash con Lucía.
-¿Quiénes van a ser los primeros? –Pregunto a los gritos, todos dimos un paso para atrás, menos Fran y Félix.
-¡Siempre caemos en lo mismo! –Se quejó Fran.
-Adelante. Tomen velocidad y salten, cuando lleguen a la orilla, van a tener una sorpresa. –Dijo John.
Los dos tomaron velocidad, y saltaron mientras gritaban cosas como "ME VOY A MORIR" o "NO SÉ NADAR". Pequeño detalle. Al pasar dos minutos se escuchó el sonido de algo cayendo al agua, mierda que era profundo.
-¿Quiénes siguen?
-Nosotros. –Dijo Lucía agarrándolo a Ash de la mano. –No seas tonto.
-No quiero. –Dijo él.
-Salten. –Mando John.
Pero antes de saltar los dos juntos, Ash empujo a Lucía, haciéndola caer sola. Lo podría denunciar de femicidio si muere, ni una menos chicos. Aunque después Mangel lo empujo a él. Y fue una triste historia de amor y traición.
Siguieron Mangel y Alex, que batallaron en si hacerlo o rendirse como gallinas, pero lo hicieron, y no se vio tan difícil. Después Grant con Alex, que al parecer les pareció divertido, ya que se tiraron en forma de bomba. Y quedábamos Rubén y yo, que no queríamos ninguno de los dos.
Pero estábamos siendo obligados por una bestia inhumana. Así que tuvimos que saltar, aunque nos estábamos preparando mentalmente para la caída, lo agarre de la mano y saltamos. Rubén estaba gritando, que pulmones fuertes, mientras que yo cerraba los ojos y esperaba a caer en el agua. Hasta que caímos, al subir nadamos hasta la orilla, en donde encontramos a todos los demás teniendo un picnic, lo que más me daba risa era a Lucía sentada en una reposadera tomando ¿jugo?, mientras Ash estaba en frente agachado en forma de banquito, sosteniendo sus piernas.
La venganza de Lucía. John nos dijo que podíamos estar ahí el resto del día. Todo iba bien, hasta ahora. ¿Qué hice yo para que las dos personas que más quiero se pelearan?