Tal vez en la eternidad, como una vez nos juramos, de este sueño despertarnos, para caminar por siempre por este mismo camino.
Filo al rojo vivo que nos hiere y que nos marca, nos recuerda cada día lo que a diario hace falta, tu presencia aquí conmigo, yo en tus noches y mañanas, las caricias que nos dimos, muchas lunas ya pasadas.
Congelado juramento que ninguno ha cumplido, crueldad de un destino que se nutre de tristeza, saboreando cada paso, cada día de fracaso, en la guerra de la vida, sin cuartel y sin refugio.
Radiante lejanía de la luz de su mirada, tranquila y pesada calma que aún sacude mis días, eco desconsolado de nuestros viejos recuerdos, divagando como cuerdos en un mundo enloquecido.
Principio del abismo del tormentoso recuerdo, que te trae aquí conmigo junto al frío y al silencio, retumbando en mi cabeza que no existes ni te tengo.
Y así pasan los días, deambulando entre memorias, lágrimas disecadas por el correr del tiempo, silenciosos lamentos de la guerra del destino, que me dicen al oído entre gritos y susurros, lo que ahora ya sabía tras esta agonía.
Y así estando aquí, justo al borde del final, me siento ya sin ti esperando tu llegar, tu destello frente a mí, romperá mi soledad.
No me importa si es aquí, donde tengo que marchar, donde tengo que partir para poderte encontrar, nos veremos pronto si, sólo espero tu alma hallar, y así estar juntos al fin, como yo lo prometí, quizás, por la eternidad.
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Laberintos
PoesíaCaminando entre las sombras de mis miedos y fracasos, es en tu regazo donde al fin yo me consigo.