Lamento

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Trago amargo he de beber del manantial de tus ojos, los míos que ahora rojos se ahogan en el llanto, pienso y lamento tanto que tú de aquí te hayas ido, y tu olvido, se desvanece entre mis manos.

Observo decaído los recuerdos del pasado, volteo y me hago daño por presenciar lo vivido, camino desolado ya no guías con tus pasos, oscuro y vacío este cuerpo se ha tornado.

Viví sin yo pensar que algún día podría perderte, viví tan ciegamente alimentándome de olvido, cenizas de tus alas que vuelan con el viento, sonrisa marchitada que ha secado el tiempo.

Latidos detenidos de un corazón errante, perdido en laberintos de mentiras y verdades, y es que ya no hallo otra forma de decirte, que desde que te fuiste mi vida ha acabado.

Mi alma se ha dormido, mis sueños me olvidaron, y pasan sobre mí las heridas de los años, me consume lentamente, me derrota diariamente, ante mis gritos silentes que te quieren a mi lado.

Sentado donde tú, adornabas mis lamentos, aquí en mi refugio, en tu piel y en tu regazo, en tus ojos y en tus manos, sobre toda tu existencia, que a la mía mantenía, cada noche y cada día, alejada de tristeza.

Y en esta oscura noche, del ocaso de mis días, busco alguna salida, un camino hacia tus brazos, sólo uno pediría a cambio de mis días, yo tan sólo una caricia de tus tan perfectas manos, o quizás una sonrisa que refleja mi mirada, abatida y agotada por extrañarte en mi vida.

Pensaba salir con vida de esta guerra contra el tiempo, de vivir pero sin verte, sin tenerte aquí a mi lado, ahora veo que no ha sido lo que tanto yo esperaba, y con mi último suspiro es tu nombre quien me llama, prometí amarte en vida y sin ti, ya no soy nada.  





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