Vagabundo

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Y camino por las calles de este frio mundo, como un barco yo me hundo entre tanta gente ingrata, navego a la deriva sin camino y sin rumbo, y en tus plazas me derrumbo, afligido y agotado.

Mis pies adoloridos por mi dura travesía, una larga estadía entre torres de concreto, bajo puentes, bajo techos, donde caigo en el letargo.

Es la fría sensación de ya no sentir el goce, ni sentir el tierno roce de una cálida mirada, solo siento las espadas de la cruel indiferencia, esculpidas y afiladas por las manos de la ausencia.

Un nómada nocturno de entre oscuros callejones, testigo de la noche y lo que oculta tras su manto, me siento abandonado y olvidado por el mundo, me siento sofocado, abatido y condenado, a vivir pero sin vida, quizás días, quizás años.

Soy motivo y la razón de tanta indolencia; el pensar que no soy más que una triste marioneta, que se mueve a voluntad de una sociedad maltrecha.

Y no elegí llegar aquí, ni tampoco este rumbo, invisible para ti y para el resto de este mundo, es ahora lo que soy, lo que soy desde hace mucho, bajo luna y bajo sol, solo un simple vagabundo. 

LaberintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora