Que soy yo el que te cuida, que intenta arduamente alegrarte cada día, quien cura tus heridas y quien te da refugio.
Que soy lo que deseas, y lo que necesites, y de quien consigues todo, hasta lo que no me pides.
Desde el día con el sol, a las noches y su luna, siempre obtienes la fortuna de tenerme esclavizado, para así servirte aun cuando soy utilizado.
Yo te brindo mi cariño, mis consejos, mi resguardo, pero ¿Qué recibo a cambio? Mucho menos de lo dado, pues es fácil ser feliz, a costa de un esclavo.
Ni si quiera un mejor trato cuando de vez en cuando algo incómodo sucede, un problema ocasional o si en mi por dentro llueve, si tengo un malestar, si estoy triste o estoy alegre, lo mismo en tus ojos es, pues no sientes ni padeces, creo que solo en pretender, es en lo que experta eres.
Si sucede o pasa algo, tu mirada siempre vuelves, no te importa si me hiere, tú no eres la que siente, prefieres saltar las piedras que moverlas del camino, que ironía de mi suerte, que ironía del destino.
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Laberintos
PoesíaCaminando entre las sombras de mis miedos y fracasos, es en tu regazo donde al fin yo me consigo.