Esfinge

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Vestida de seda tu vida y tu cuerpo, preciosa doncella, brillante alta estrella del cielo nocturno, cuna dorada que tiñe tu alma, tan blanca y tan pura como luz de luna.

Año tras año cuidaron tus pasos, día tras día en tu gran palacio, desde ventanas lejanas veías, como el sol y el día tú vida adornaban.

Torre custodiada de tu inquebrantable esencia, valiosa alta pureza de tu tan perfecta alma, miradas de inocencia los luceros de tus ojos, que cubre con asombro a los que te contemplan.

Pensaste que tu mundo era lo que te dijeron, nunca pudiste entender todo lo que de ti hicieron, una simple marioneta, una triste y fría muñeca condenada a sus designios.

Por las mentes tan perversas que lograron controlarte, mares, ríos, manantiales brotan de tus claros ojos, ahora ya muy tarde para volver atrás, no puedes más que contemplar el resultado de lo obvio, ves que al despertar del sueño, tu vida no era más que un abismo triste y solo.

Escondido entra sonrisas se afilaban tus colmillos, y las manos de piel tersa ocultaban fieras garras, ojos rojos como el fuego que se encienden en las noches, sales de prisa y con goce por degustar, la agonía y soledad, de todos los que te conocen.

Por el día vida noble, la princesa de cristal, y cuando cae la noche, un espectro fantasmal... esa es tu condena de vida el vivir en soledad, contemplando a lo lejos, justo frente a tu reflejo, lo que tu jamás serás...




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