Abismo

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Que hoy estoy aquí y mi mañana es incierto, que sólo soy un momento intermitente del destino, destello del ocaso que se aleja de la vista, profundo silencio de la vida en tu mirada.

Camino dorado que dibuja tu sonrisa, vacío momento de cada mañana, noche tras noche te siento tan mía, día tras día te pierdo en la nada.

Latidos de espera que anuncian tu llanto, triste melodía que tu voz oculta, ardor congelado de mi alma en llamas, que sufre a la espera de estar contigo.

Y sigo, siendo nada más que un recuerdo, fantasma en memorias de un ayer ya vivido, cuerpo sin vida que aun respira tu aliento.

Y sigues, ocultándote en mis rimas, llevando preso mi silencio, gobernando entre mis líneas, de escritos y de versos, separando lo que une mi cuerpo a esta tierra, desatando las caricias de la brisa en tu cuerpo.

Teñiste de azul el manantial de tus ojos, trajiste la lluvia que desborda los ríos, creaste la calma para aliviar mis pesares, me diste los mares que navego contigo.

Me llamas... y sin poderme escuchar, grito tu nombre hasta que mi voz, ya gastada, débil y agotada, consiga su camino en el viento, caminos del recuerdo que navegan las memorias, me observo extrañado mi reflejo decaído, heridas de la guerra ya perdida contra el tiempo, legión de veteranos de batallas del destino.

Y desde este rincón del mundo, desde aquí donde me encuentro, te envío así mis rimas, mis líneas y mis letras, que viajen siempre nuevamente por el cielo eternamente hasta llegar a tu regazo, te envío así un abrazo... el que nunca te di en vida, pues no encontré salida de este abismo desolado.

Tardía ya mi partida, mis intenciones congelaron, y te daría... mucho más de lo que había, más de lo que en mi existía... lo haría, por ti sé que daría, mi vida... si aún me perteneciera...








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