Hoy es tu gran día, te visten de alegrías, de entusiasmo y elogios, manto brilla color rojo, brillan por igual tus ojos al sentirte engalanado.
Con tus finas vestiduras, relucientes y ajustadas, se fijan las miradas de una turba enloquecida, y sus gritos como rimas, te alaban y te claman.
Pasos firmes por la arena, manchada por la sangre, esperando al contrincante que ya viene malherido, como un triste cobarde te aprovechas de su suerte, para que los que han de verte se emocionen y aclamen.
Y confunden, el luchar por su vida criatura inocente, el que incomprendidamente lo tiñen como fiera, solo un alma en una era, que vive aún en un arcaico pasado.
Sin ningún remordimiento cruzas dagas afiladas, y el dolor y el sufrimiento, los quejidos y lamentos, no son vistos ni escuchados, pues son tu publico adorado, maniquíes idiotizados.
Culminas tu actuación, como película de horror, y te aplaude la ignorancia, te honra la demencia, desde esas frías bancas donde observan tu destreza, que fácil quitar vidas cuando no eres tú la presa.
Merecido descanso dices luego de acabado, pues ya dinero has ganado por dar muerte sin dudarlo, y así te creen héroe, un atleta destacado; con tu acción y tus harapos, en mis ojos no eres más que un ridículo payaso.
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Laberintos
PoesíaCaminando entre las sombras de mis miedos y fracasos, es en tu regazo donde al fin yo me consigo.
