Vida artificial

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En medio de estas luces que alumbran esta noche, al ritmo del delirio se mueven sus caderas, sus manos y sus cuerpos se entrelazan como nubes, en este cielo que sube tan alto como ellos.

De gran profundidad el vacío de sus mentes, un líquido de lenta muerte que opaca sus sentidos, mirada hipnotizada por melodías ficticias, utopía de alegría que engaña y los envuelve.

Decididos cada día a vivir muriendo en vida, como el metal se oxidan ante su fingida suerte, solo objetos ya inertes arrastrados por un rio, cuyas rocas el destino ha de recordarles; cuando ya no quede tiempo, cuando no haya quien los salve, que su vida no trasciende con cosas superficiales.

De entre esta espesa niebla y las luces centelleantes, libertinos sangre fría que asechan cada paso, sus ojos y sus manos que degustan cada trazo, cada movimiento vano, erotismo encapsulado, que se roba con sigilo, la escaza pura esencia.

Resultado final de creencias tan erróneas, de vivir la libertad a costa de la honra, un reflejo triste y pobre de la madurez tardía, que se ahoga y se marchita en jardines de discordia.

Sin saber que más habría, sin pensar que más hubiera, sin cultivar su vida, su mente, y su esencia, pasan someros días en las vastas lejanías de las falsas amistades, de pociones y brebajes, sinfonías fulminantes inconscientes de autoestima, así pasan sus días, así labran su suerte, sin saber lo que serían si ellos fueran diferentes.

Solo simples marionetas de una rota sociedad, material y criminal esta humanidad sombría, vanidad tan decadente del disfrute entre la gente, que se llena sonriente de sus vidas tan vacías, navegando a la deriva sin tener un rumbo fijo, sin saber y sin pensar, que en vez de realidad, ellos llevan una vida, de noche y de día, completamente, artificial.





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