Tan fuerte como el roble, indomable, imponente, fuerte como el sol naciente que esconde el horizonte. Sobre el cuerpo suave y frágil se expande una armadura, tan clara, bella y pura como fibras de diamante, vive una gobernante, lejos de ser plebeya.
Tan sutil como la brisa, fugaz y delicada, como una flor sagrada que decora toda vista, un poema de Artemisa que hace grieta en el silencio, decorando sobre el lienzo del limbo de su alma. Sirena de los vientos, el sonido de la calma.
Afilada como hoja de una inmortal navaja, incansable, inagotable, atravesando los mares, los cielos y la tierra, a través del mismo tiempo, a través de las estrellas.
Piloteando entres sus manos lleva la flor de vida, aquella miel de colmena, aquella fruta prohibida, laberinto sin salida, la pregunta sin respuesta, el tesoro escondido del cual mapa nadie encuentra.
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Laberintos
PoesiaCaminando entre las sombras de mis miedos y fracasos, es en tu regazo donde al fin yo me consigo.