Desde el otro lado

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Quizás vivo sin temor a la muerte, caminando ciegamente por un oscuro camino, sombrío el relucir de la luz a la distancia, incansable lejanía del edén y mi destino.

Decidido y resignado a lo que el tiempo ha deparado, a lo que a mis días trajo dicha y a mis noches pesadillas, a lo que tengo y lo que falta, a vivir pero sin vida, a morir cada mañana.

Fatal turbio recuerdo de lo que había en el pasado, reflejo desolado liderando en el olvido, y no he sentido, ni la más mínima esencia, ni el pasar sutil de brisas que anunciaban tu presencia.

Finalmente entorpecido, mis temores revelaron, abismo infinito de penurias y pesares, destino consumado, que no odio y que no amo, que me tiene aquí sumido justo al borde del olvido.

Olvido gris y frío y por mucho desolado, donde no llegan las risas, las caricias ni los llantos, donde un día es un segundo y mis horas son tus años, donde mi cuerpo no habita y que mi alma has olvidado.

Pensé en escribir rimas, muchas líneas de relatos, en decirte aún en vida que mis días eran largos, que las noches son muy cortas cuando miro tu retrato, y que mucho antes de verte yo ya te había soñado.

Mucho tiempo ha pasado, y jamás tu y yo nos vimos, nunca jamás nos hablamos, sin embargo ahora yo quiero, contarte que de este lado, yo te miro y te cuido, convivimos lado a lado, tú de otro, no del mío, yo del mío... desolado...







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