Caricias

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Desde hace mucho tiempo mis días y mis noches, corren al galope de este ser que me ama tanto, y que aún no he de entender, lo mucho que lo amo.

Cada día una batalla en contra del destino, de este tiempo que no es mío y que cada día pesa, cada mes un poco más, cada año una tormenta, pero quiero ser feliz, pues ser feliz era mi meta.

De este traje blanco, cual inocente alma pura, se tiñen de ataduras con gotas de mi sangre, intentos delirantes por hacer de mi camino, uno nuevo y transitable, bajo ríos, bajo mares, que nublan ya mi vista.

Príncipe de alma dura, por favor retira tu armadura al momento de tocarme, ¿Qué no sientes ni me ves? Estoy llorando a mares... ¿Por qué me conquistaste y juraste protegerme? Si ahora estoy aquí intentando defenderme...

Ya no hay grito de mi alma que lo tape el maquillaje, ya no sirven los disfraces que simulen mi alegría, una fría y fingida sonrisa me rebusco, para que no dude ninguno que me estoy muriendo en vida.

Así pasan mis días, de tormentos y angustias, una falsa realidad que me encierra en este mundo, quizás hoy el fue muy duro, mañana es otro día, quizás, y no le aburro.

No siempre fue así, tampoco es así siempre, de vez en cuando ríe, de vez en cuando siente, hay veces que me ama, hay veces que me hiere, ojala solo gritara... así menos me duele, y es que se desquicia cuando hago algo insolente, mi existir siento que a veces le parece intolerable.

Y nunca voy a huir, lo sé... ¿O tal vez si? Solo quiero ir a dormir, pues deseo descansar, solo quisiera mañana, despertar para variar, recibiendo sus caricias.





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