Enero del 2002
A mis cinco años sabía que las cosas no estaban bien en casa.
Me encontraba a mamá llorando en su habitación todo el tiempo y cuando no lloraba mantenía aquella mirada perdida como esperando que él apareciera en cualquier momento. Papá se la pasaba trabajando y haciendo cuentas, intentando mantener a la crisis que aún azotaba al país fuera de casa. Pero de igual manera tuvimos que vender la granja de nuestra familia y adaptarnos a la gran ciudad de Buenos Aires. Yo odiaba la ciudad.
Viéndolo así, no sé por qué gastaron dinero en un psicólogo para mí. Pero mi mamá decía que podría seguir en un estado de shock o tener algún trauma, porque no lloré cuando lo vi, ni en su entierro, ni en los siguientes dos meses. Odiaba ir al psicólogo.
No es que no extrañara a mi hermano, lo hacía.
Pero no lloraba porque no me sentía triste por su muerte. Milton estaba enfermo, tenía cáncer. Aunque se reía cuando decía que estaba pelón igual que Katia, él me había dicho una vez que no le quedaba mucho tiempo y no le gustaba estar cada día más débil. Dijo que el cáncer no le iba a ganar y entonces él se le adelantó al cáncer.
Milton 1, cáncer O.
Así que él se pegó un tiro. Lo hizo en la habitación que compartíamos y yo lo encontré. Llegué a casa después de mis lecciones de piano y mi hermano mayor estaba tirado en el piso con una mano todavía en la pistola de papá, había sangre por el piso y sobre la cama cucheta de abajo. ¿Por qué tuvo que ensuciar mi cama?
¿Por qué tuvo que dejarme solo?
Ahora estaba solo, no tenía con quien jugar. Katia era muy chiquita, todavía era una bebé. Y aunque mi hermano ya estaba en secundaria, siempre jugaba conmigo y cuando ya no pudo jugar afuera nos pasábamos toda la tarde en nuestra pieza jugando videojuegos. También me gustaba cuando me leía cuentos e historietas. Luego de que murió, mamá quiso donarlos pero yo no la dejé aunque no podía leerlos y no tenía a nadie con quién hablar del Hombre Araña y Simbad, el marino.
Ahora estábamos de vacaciones y yo no conocía a nadie en el barrio. Porque nos mudamos a una nueva casa, porque papá tuvo que vender la vieja junto con la granja y porque esa ponía triste a mamá y vos ensuciaste nuestro cuarto.
Me sentía solo y aburrido. Odiaba eso.
Sólo esperaba hacer un amigo pronto.
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Dylan & Bastian
Teen FictionTodo comenzó cuando Bastian le lanzó una lata en la cabeza a su nuevo vecino, Dylan, y desde entonces no se han separado, a pesar de que son algo diferentes... Bastian es un alma libre. Dylan es agorafóbico. Para Bas la música lo es todo y a veces s...