Todo comenzó cuando Bastian le lanzó una lata en la cabeza a su nuevo vecino, Dylan, y desde entonces no se han separado, a pesar de que son algo diferentes...
Bastian es un alma libre. Dylan es agorafóbico.
Para Bas la música lo es todo y a veces s...
—¿Qué te parece? —preguntó Bas dejando que sus dedos descansen sobre su viejo piano.
—Fue hermoso —admití, todavía tenía la piel de gallina ante su interpretación de una sonata de Bach.
—Gracias. Tu crítica siempre es la más honesta —dijo con una sonrisa brillante.
Cuando mi amigo no se sentía seguro respecto a alguna composición siempre me daba una especie de concierto privado en la sala de su casa. Usualmente esos momentos lo ponían de lo más feliz y era capaz de tocar por horas si yo se lo pedía. Pero esa tarde, mientras el sol invernal entraba por el balcón, Bastian se veía más pensativo y serio de lo usual. Casi creí haberlo oído murmurar "pero no perfecto", pero debió ser mi imaginación.
Era casi como si estuviera ocultando algo detrás de sus ojos azules. Pero eso era imposible, Bas nunca me había ocultado nada.
Pero luego de un momento de quedarse pensativo, sacudió su cabeza y se paró.
—Dyl, tocá conmigo —dijo de repente, tomando mis manos.
—¿Y eso a qué viene? —exclamé, siendo arrastrado hasta el banquillo del piano—. Sabés que soy un asco en esto.
—Sólo tocá las notas que te enseñé —dijo con un repentino entusiasmo—. No importa que no te salga perfecto, sino que salga del corazón.
Entonces se sentó a mi lado y sin esperarme comenzó a tocar con destreza.
Cincuenta y ocho veces Bastian me había enseñado a tocar el piano pero mis manos seguían moviéndose torpemente sobre las teclas y no lograba ajustarme al tempo. En cambio, la manera de tocar el piano de Bastian era simplemente extraordinaria, él era capaz de darle nuevos colores a composiciones viejísimas. No importaba si estas habían sido tocadas por cientos de manos, las notas se sentía como nuevas bajo los largos y delicados dedos de Bas.
Mientras yo estudiaba en la universidad para comprender las leyes de nuestro mundo, Bastian era capaz de crear uno nuevo con sus propias manos.
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Yo intenté aprender guitarra hace unos años y fue un fiasco. Pero quizás el año que viene me anime a aprender piano. Es un instrumento que siempre me encantó. Desénme suerte.
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