Agosto del 2014
—No fue tu culpa. Son cosas que pasan —dijo tío Víctor.
Una vez, hace algunos años, estaba volviendo de mis primeras sesiones con Carolina. Era un día lluvioso y yo no deparaba mi mano de la de mi madre. Pero entonces escuché un leve maullido viniendo desde una caja junto a un basurero. Le señalé la caja a mi mamá y juntos nos acercamos a ella. Desde dentro salió una pequeña cabecita negra de grandes ojos amarillos.
En un principio mi mamá pensó en buscarle una familia, pero cuando vio que me había encariñado con el pequeño gatito, le pareció mejor idea quedárnoslo.
Pero Lucky, nombre que saqué de una película, era demasiado inquieto a veces. Le gustaba ir y venir por el balcón de mi casa y la de Bastian.
Sin embargo, lo peor fue cuando Lucky intentó comerse a Pepi, la lorita de Bastian. Por suerte, el tío Víctor logró separar a los dos animales sin que ninguno saliera lastimado, aunque Pepi perdió algunas plumas.
Desde entonces, ninguna de nuestras mascotas podía salir de sus casas y Bastian se pasó casi tres meses sin hablarme. Y yo lo entendía. De no ser por el tío Víctor, habría sido mi culpa si Lucky lastimaba a Pepi, pues él era mi responsabilidad. Así que yo tampoco le hablé a Bastian, y menos luego de que él haya dicho tantas cosas feas de mi mascota.
—Ni siquiera recuerdo cómo nos reconciliamos —murmuré al recordad nuestra pelea más fea.
—Era inevitable —comentó tío Víctor dándole un mordisco a una rebanada de pizza—. Separados ustedes dos no funcionan bien. Bastian estaba igual que ahora, tocando para el... Y se acercaba un concurso importante. Así que en ese entonces le di una charla. Justo como ahora lo estoy haciendo con vos.
—¿Y por qué no le va a dar esta charla a él? —contesté, con un poco de rebeldía.
—Creo que alguien ya se ha encargado perfectamente de eso —respondió con un tono divertido y cierta malicia brilló en sus ojos—. Pero el día del concierto, vos...
Yo fui.
Entonces lo recordé. En aquel entonces, por alguna razón terminé yendo al concierto. El lugar era tan grande y había tanta gente que estaba aterrado. Pero en cuanto vi a Bastian subiendo al escenario, no hubo más nadie allí que él.
Entonces él también me vio. Y comenzó a llorar. Nadie entendía por qué, pero él lloró durante toda su presentación sin que sus lágrimas lo detuvieran. Y aun así fue una de sus mejores presentaciones y yo lloré junto con él.
Luego de eso, sin que hubiera palabras de por medio, nos abrazamos y volvimos a ser los de antes.
Simplemente entendimos que no podíamos estar el uno sin el otro.
—¿Así que debería olvidar que él me mintió, que fui el único que no sabía que se iría a Estados Unidos, y simplemente perdonarlo? —pregunté con sarcasmo mientras me despedía de Víctor, quien debía ir a buscar a su familia.
—Creo que ustedes deberían hablar. Sé que hay muchas cosas obvias de las que no se están dando cuenta —entonces se volvió a mí y puso una mano sobre mi hombro—. Sos como un hijo para mí. Y sólo quiero que Bastian y vos sean felices y estén orgullosos del camino que elijan.
—¿Y Katia? —pregunté medio en broma para aligerar el momento.
—Ella la tiene re clara, no necesita que se lo recuerde —respondió con una sonrisa y unas palmaditas en la espalda.
¡Hola a todos! Sé que en este momento me deben estar odiando un poco. Perdón por tanto drama. Pero les prometos que las cosas pronto mejorarán.
Además, quería decirle que, como habrán notado, la línea temporal de la narración de Bastian ahora se acerca al presente de Dylan. Por lo que tendremos el POV de ambos sobre todo lo que está pasando ahora.
Por cierto, esta semana estaré dando una sorpresita sobre esta historia en mis redes sociales, así que les recomiendo seguirme especialmente en twiiter donde está todo el chisme sobre mis historias.
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Dylan & Bastian
Teen FictionTodo comenzó cuando Bastian le lanzó una lata en la cabeza a su nuevo vecino, Dylan, y desde entonces no se han separado, a pesar de que son algo diferentes... Bastian es un alma libre. Dylan es agorafóbico. Para Bas la música lo es todo y a veces s...