Junio del 2014
33... 34... 35... 36... 37...
—¡Dylan!
Pegué un salto y me di vuelta para encontrarme a Bastian con su rostro centímetros del mío.
Demasiado cerca. Tan cerca que podía ver las vetas azules de sus ojos.
—Dylan, hace un siglo que te estoy llamando y no me das bola —hizo un puchero alejándose de mí. Y pude ver que un leve rubor había aparecido en sus orejas.
Entonces vio lo que yo había estado haciendo.
—¿Estás tejiendo? —exclamó al ver la lana roja sobre mis piernas.
—Sí.
—Mierda, no sabía que podías tejer —río sentándose a mi lado mi cama. No era extraño que Bas se me metiera en mi casa por la tarde puesto que él tenía una copia de la llave y yo a veces estaba tan absorto en mis estudios que no si alguien golpeaba la puerta—. ¿Eso es una bufanda?
—Eso intento que sea —respondí viendo la tira larga y despareja que había estado intentando terminar por años.
—¿Dónde aprendiste, Dyl? ¿Tutoriales de YouTube?
—¿Te acordás de cuando me llevaste a conocer a tu abuela en el asilo? —Él asintió—. Pues, mientras vos tocabas el piano, yo escuchaba a tu abuela contar y seguía con los ojos sus movimientos con la aguja. Supongo que me descubrió viéndola con interés así que me dio un par de agujas y un rollito de lana y me enseñó a hacer algunas puntadas mientras vos tocabas.
—¿En serio? ¿Cómo es que yo nunca me enteré de esto?
—Es que me daba algo de vergüenza —admití—. Tejer es cosa de chicas y ni siquiera lo hago bien.
—No seas boludo, Dyl —exclamó de pronto golpeando mi hombro con el suyo—. No existen cosas de chicas o de chicos, existen solo cosas. Algunas que te gustan y otras que no. Te gusta tejer, ¿no?
—No sé si me gusta, pero me relaja ir contando las puntadas —respondí.
—Entonces está bien que tejas —sonrió tomando mi intento de bufanda—. Quizás te pida que me hagas una. Después de todo se viene mi cumpleaños —agregó, guiñándome un ojo.
—Pero no vez que tejo un asco.
—No me importa, mientras me la hagas vos —sonrió.
Y luego se quedó allí toda la tarde, viendo cómo yo intentaba tejer aquella bufanda que ya llevaba casi un metro de largo.
Para cuando consideré que era lo suficientemente larga como para estar terminada, noté que Bastian se había quedado dormido recostado por mi hombro.
«Este chico no tenía remedio», suspiré.
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Dylan & Bastian
Teen FictionTodo comenzó cuando Bastian le lanzó una lata en la cabeza a su nuevo vecino, Dylan, y desde entonces no se han separado, a pesar de que son algo diferentes... Bastian es un alma libre. Dylan es agorafóbico. Para Bas la música lo es todo y a veces s...