Agosto del 2014
Estuvimos abrazados por lo que parecieron siglos o hasta que el sol se ocultó en el cielo. Ambos llorábamos sin poder contener nuestra felicidad. Sin poder contener todo este amor. Este siempre había sido nuestro lugar, en los brazos del otro.
Esto era todo lo que siempre quise. No debería desear nada más. Pero lo quería, quería algo más.
Así que me separé un poco de Dylan hasta que nuestro rostros se enfrentaron. Sus ojos color cielo parecían desbordarse y empapar sus largas pestañas. Pasé un dedo por su mejilla en un tonto intento por detener aquel riachuelo.
—¿Dyl, puedo besarte? —pregunté tímidamente.
Para mi sorpresa, él comenzó a reír.
—¿Recién ahora venís a pedirme permiso? —dijo, mirándome divertido.
—Pe-perdón —tartamudeé, sintiendo como mis orejas se ponían calientes orejas. Él tenía derecho a recriminarme, los dos besos que le había dado fueron robados. Yo era de lo peor. Intenté alejarme un poco más de él, pero los brazos de Dylan sujetaron con más fuerza mi cintura, atrayéndome hacia él.
—No seas bobo —dijo con una sonrisa, apoyando su frente en la mía—. Por supuesto que podés besarme.
Y estaba a punto de hacerlo. Mis labios estaban a milímetros de los suyos, cuando escuché que alguien había entrado a mi casa.
Instintivamente empujé a Dylan hacia su casa y lo seguí torpemente esquivando los juguetes en el piso. Ambos entramos en su sala y cerramos las cortinas del ventanal en el momento en que mi madre salía al balcón y la escuchamos rezongar por el desorden, antes de volver a la casa.
Cuando el susto pasó, fui consciente de que Dylan y yo nos encontrábamos solos en su sala a oscuras, el crepúsculo luchaba por entrar a través de las cortinas.
Entonces Dylan buscó mi mano en la oscuridad y la sujetó con fuerza.
—¿Tenés miedo? —pregunté.
—No —respondió y nos quedamos en silencio por un rato. Podía sentir su presencia frente a mí. Entonces dijo: —Bas, cerrá los ojos.
—Ya está todo oscuro, boludo —respondí, pero igual lo hice.
Entonces los labios de Dylan tocaron los míos. Primero fue un leve y tímido rose, casi imperceptible. Pero cuando se alejó ninguno de los dos estaba respirando, sólo se oían nuestros corazones tronando en la oscuridad de la sala.
No recuerdo quien se movió primero, pero nuestras bocas se volvieron a encontrar, chochando una y otra vez con más fuerza y valentía. Y entonces también nuestras lenguas estaban en la boca del otro, danzando una melodía que jamás podría ser compuesta. Y mis manos se enterraron en su cabello y las suyas se aferraron a mi espalda, arañando mi campera de la escuela.
Y no quiero dejarlo ir. Quiero que este momento sea eterno, que el tiempo se detenga. Pero también sabía que vendrían muchos más besos y muchas otras cosas más. Sabía que pase lo que pase, estemos donde estemos, Dyl y yo siempre estaremos junto. Él y yo siempre estaremos atados por algo más fuete que el destino.
Hola, mis bellos lectores. Faltan pocos capítulos para el final así que dos cositas
1. Quiero oír (leer) sus locas teorías al respecto. ¿Qué creen que pasará ahora que nuestros tórtolos se confesaron?
2. Ni bien termine de resubir esta historia, comenzaré a publicar la segunda parte de esta serie: Sakura vs Cherry. Las historias son independientes y con protagonistas distintas, pero si quieren leer un rivals to lovers protagonizado por dos chicas absurdamente tercas, pueden agregar esa historia a sus listas (la encuentran en mi perfil).
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Dylan & Bastian
Teen FictionTodo comenzó cuando Bastian le lanzó una lata en la cabeza a su nuevo vecino, Dylan, y desde entonces no se han separado, a pesar de que son algo diferentes... Bastian es un alma libre. Dylan es agorafóbico. Para Bas la música lo es todo y a veces s...