Dylan & Bastian

46 - Dylan

Julio del 2014

—¿Querés que... te bese?

—Por favor.

Antes de que terminara de explicarle por mensajes lo que pasaba, Flor había venido volando. Y considerando que ella vivía en la otra punta de Buenos Aires, su gesto me conmovió.

Ahora ambos estábamos en mi habitación para no molestar a mi mamá que trabajaba en la sala. Debía admitir que me avergonzó lo sorprendida que estaba mi madre al ver que una chica que nos sea Joss o Katia entrara en mi habitación.

—¿Por qué? —exclamó confundida, sentada en la silla de mi pequeño escritorio.

—Mi terapeuta me aconsejó experimentar... —respondí, eligiendo las palabras para no mentirle tanto—. Que más cosas de la vida adolecente. Yo nunca he besado a una chica así que...

—Y como yo soy tu única amiga.

—En realidad sos la tercera. Pero Katia es muy peque y Joss me golpearía si me le acerco mucho —dije y me sorprendí de cómo de pronto podía considerar a Flor una amiga. Aunque quizá no tanto pues yo me había quedado de pie con los brazos cruzados recostado por el escritorio; aun no me sentía demasiado cómodo estando solo con una chica.

Sin embargo ella quedó callada un largo momento mirando pensativamente mis posters de constelaciones y planetas que empapelaban mi pieza.

—Está bien, lo voy a hacer —dijo finalmente—. Pero con una condición.

—¿Cuál?

—Después de besarte me vas a tener que decir qué es lo que me estás ocultando. —Seguramente mi rostro sorprendido me delató porque agregó—: Sos un pésimo mentiroso. Sé que no besarías a una chica solo porque te lo pidió tu doctora.