27 - Bastian

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Diciembre del 2004


Cuando la eternidad pasó, di un paso hacia atrás.

Dylan estaba completamente rojo y me miraba con una expresión de shock.

—¿Po-por qué hiciste e-eso? —tartamudeó, nervioso.

—Quería saber qué se siente un beso —respondí con honestidad.

—Pe-pero eso es algo que se hace con una chica.

—Los besos son algo que hacés con tu pareja, con quien amás.

—Con pareja te referís a una chica, ¿verdad? Los chicos se enamoran de las chicas.

—Yo te amo a vos —insistí.

—Pero como amigos. Los chicos quieren a otros como amigos —respondió, y mi pecho comenzó a doler como si me hubiera golpeado una pelota—. Yo también te quiero mucho, sos mi mejor amigo.

—Soy tu único amigo, boludo —dije en broma, alejándome de él. De repente quería mantener distancia de Dyl—. Mejor volvamos a casa

Aunque mi papá había dicho que dos chicos podían enamorarse, Dylan tenía razón en una cosa: nosotros éramos amigos. Nos queríamos de esa forma. Quizás el amor y la amistad eran más distintos entre sí de lo que había creído.

Hice lo que papá me pidió que no hiciera, lo pensé demasiado y casi hago macana.


Dylan & BastianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora