Junio del 2014
—Hola, bobo —dije a un pedazo de piedra.
El día de mi cumpleaños me encontraba en el cementerio de Recoleta, sentado junto a la tumba de mi hermano. A Milton nunca le habían gustado las flores así que en cambio le dejé unos Rocklets*, sus favoritos. (*confites de chocolate)
—Escuchá lo último que me aprendí —dije con orgullo y comencé a reproducir en mi celular la grabación de mi último logro: "Hammerklavier", la Sonata nº 29 en Sib Mayor Op. 106 de Beethoven—. Por ahora sólo dominé el Primer Movimiento. Tengo que perfeccionar los otros tres.
Mientras las notas desenfrenadas de Beethoven llenaban el silencio de aquel cementerio, no pude evitar pensar en que ahora yo tenía la misma edad que él cuando murió. Y que, al igual que él, me alejaría de nuestros padres. No para siempre, pero si lo suficiente como para ponerme triste.
—Sabés, mamá y papá andan algo pesados sobre lo que voy a estudiar —le conté mientras mis dedos comenzaron a moverse sobre su tumba al compás de la música—. No quieren que me vaya ni que tampoco desaproveche la oportunidad de ir a Estados Unidos. Creo que están más indecisos que yo.
Nadie me respondió. La fotografía de mi hermano era la misma de siempre, la que le tomó mamá antes de que se rapara el pelo. Nuestros ojos eran igual de azules, pero a diferencia de mí, él tenía una mara de rulos castaños en su cabeza y una vieja remera de Batman a la que le había arrancado las mangas.
—Creo que ellos están esperando que yo decida mi propio futuro —continué—. Sé que ellos estarán de acuerdo con la elección que tome. Pero yo no tengo la más puta idea qué hacer.
Hice una pausa, tomando como respuesta el crepúsculo que oscurecía a aquella nostálgica y lúgubre ciudadela de cemento y huesos.
—Soy muy egoísta. Aunque sé que para ganar algo tengo que sacrificar algo, no quiero hacerlo. No quiero perder nada —admití colocando mi brazos sobre mis rodillas y apoyando la barbilla en ellos—. Che, Milton, ¿qué es lo que haría un superhéroe?
Era obvio que él no me contestaría. Pero en cuanto lo dije supe la respuesta. Durante años había leído una y otra vez los comics y libros de mi hermano.
—Los héroes no son egoístas, lo sabés, Bas —me hubiera dicho Milton—. Tu talento es algo que no podés guardarte para vos mismo.
Y entonces recordé algo más.
—Siempre que escucho tu música siento me siento valiente y en paz —me había dicho Dyl una vez—. Tu música inspira a quien la escuche. Sé que algún día esta llegará a miles de personas.
ESTÁS LEYENDO
Dylan & Bastian
Teen FictionTodo comenzó cuando Bastian le lanzó una lata en la cabeza a su nuevo vecino, Dylan, y desde entonces no se han separado, a pesar de que son algo diferentes... Bastian es un alma libre. Dylan es agorafóbico. Para Bas la música lo es todo y a veces s...