Agosto del 2014
—¿Al final qué vas a hacer? —preguntó Flor cuando tocó el timbre de salida.
—A la mierda la práctica de piano —exclamé y salí corriendo del salón.
—¡Ve por tu hombre! —gritó Lio, deseándome suerte.
Tomé mi bicicleta y fui directo a casa, odiaba tomar colectivos o trenes.
Durante todo el camino y el tiempo a solas en el ascensor, intenté pensar en qué le diría a Dylan, y cómo lo haría. Debía elegir bien mis palabras. No podía volver a cagarla. No ahora.
Pero cuando me asomé al balcón para ver si él estaba en casa, me lo encontré durmiendo entre un montón de juguetes viejos. Parecía que llevaba un buen tiempo dormido porque andaba murmurando en sueños como solía hacerlo de pequeño. Hablaba tan despacio que casi no podía oírlo. Pero entonces...
—Nn. Bas —murmuró—. No te... vayas.
Mi corazón pegó un salto de aquí a la China. Todas las palabras que había acumulado en el camino desaparecieron de mi mente y ahora no sabía qué hacer. Pero entonces, algo brilló sobre el regazo de Dyl. Allí, como si se hubiese caído de sus manos, estaba nuestro teléfono de latas. Recordé mis torpes intentos por hablarle.
Tomé las latas de su regazo y me senté un poco alejado, apoyando mi espalda en las rejas del balcón y así quedando enfrentado a él. Por varios minutos no hice nada más que mirarlo. La línea de su mentón y la curva de sus labios, las ondas que de su pelo brillaban doradas con el sol y sus largas pestañas que hacían sombra en sus pómulos. Era pura luz y sombra. Era tan hermoso que dolía verlo. Dylan era tan maravilloso como un eclipse.
¿En qué estaba pensando? ¿Realmente había estado dispuesto a perderlo? En verdad había sido un idiota bárbaro.
"Vos podés, Bastian" me dije a mí mismo.
ESTÁS LEYENDO
Dylan & Bastian
Teen FictionTodo comenzó cuando Bastian le lanzó una lata en la cabeza a su nuevo vecino, Dylan, y desde entonces no se han separado, a pesar de que son algo diferentes... Bastian es un alma libre. Dylan es agorafóbico. Para Bas la música lo es todo y a veces s...