68 - Dylan

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Septiembre del 2014


Antes de que se cumplieran los tres meses desde mi última sesión, fui a visitar a Carolina, mi psiquiatra. Le conté que las cosas parecían estar, de cierta forma, bien. Había vuelto al grupo de apoyo e incluso me comuniqué con esa asociación LGBT que me había recomendado. La chica que me respondió mis mails fue muy amable y paciente para responder mis dudas. Mis cincuenta y siete dudas.

Aun no estaba seguro de qué era yo... o qué era Bastian. Al parecer había un montón de espectros de orientación sexual. Ahora entendía porque tenían un arcoíris de bandera. Y yo había vivido en un mundo de blanco o negro todos estos años.

No voy a decir que fue fácil para mí reconocerme nuevamente. Era mucho para asimilar. Pero cuando estaba en los brazos de Bas simplemente se sentía bien, correcto.

Sin embargo, Carolina y yo acordamos que aún había un paso muy importante para que yo pudiera reconocerme. Debía hablar con mi mamá.

—¿Por qué no lo hacemos juntos? —comentó Bastian cuando le dije lo que iba a hacer—. Yo también debería hablar con mis papás y Katia.

Quise decirle que estaba bastante seguro de que su papá ya lo sabía pero no quise arruinarle la sorpresa, así que solo asentí.


Dylan & BastianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora