26 - Dylan

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Junio del 2014


Estaba terminando de resolver unos problemas cuando todo se volvió oscuro

—Adivina quién soy —dijo una voz a mi espalda.

—Kati —respondí picándola en la panza con la birome que tenía en mi mano y haciendo que ella pegue un saltito y quite sus manos en mis ojos—. ¿Qué pasa? —me volví para encontrar a una nena de unos trece años haciendo puchero.

Katia, la hermana menor de Bastian, era la tercera persona con quien tenía mayor confianza y cuya presencia o tacto no me molestaban para nada. Después de todo la había visto crecer desde que era una bebé. Ella era como una hermanita para mí.

Pero entonces noté que estaba acompañada.

Detrás de ella, casi permaneciendo en la puerta se encontraba una muchacha de mi edad. Katia notó que me ponía en alerta al ver a esa chica y entonces la presentó.

—Dylan, ella es Flor, es compañera de clases de mi hermano —dijo Kati, haciendo un gesto para que se acerque—. Flor, él es Dylan, el mejor amigo de Bas.

—Hola, mucho gusto —dijo saludándome con un gesto de mano y manteniendo su—. Con que él es el famoso Dylan —agregó examinándome con la mirada y es posible que haya notado que su comentario no me agradó porque aclaró: —Quiero decir, Bastian siempre está hablando maravillas de vos y todos nos preguntamos cómo sos.

—Ah —respondí simplemente y luego me volví hacia Katia—. ¿Necesitabas algo?

—Perdón por entrar así, Dylan, pero no escuchaste cuando tocamos la puerta. Siempre estás tan metido en tus cosas... —comenzó a decir, hablando muy rápido como siempre—. Viste que el cumple de mi hermano es dentro de unas semanas, así que con Flor y sus demás amigos estamos queriendo prepararle una fiesta sorpresa. Obvio que vos no podés faltar, ¡sos su mejor amigo! Este año no te nos vas a escapar.

Katia tenía la maña de hablar mucho y decir cosas desconectadas, pero siempre era demasiado honesta. Ella tenía razón al decir que yo evitaba ir a las fiestas de cumpleaños de ella o Bastian. Además sabía que, una vez terminada la fiesta, ellos me traerían una porción de torta y disfrutaría de ese momento con ellos.

—Esta vez necesitamos que nos ayudes —continuó de manera impráctica—. Vos vas a ser el que lo distraiga mientras nosotros compramos las cosas y preparamos todo.

—¿Y si me rehúso? —pregunté.

—No podés hacerlo —decretó. Aunque chiquita, Kati era muy mandona—. También tenés que ayudar con algunos preparativos. Sos la persona que mejor conoce a Bastian, incluso más que yo, y necesitamos de tus consejos. Como Flor es la encargada de todo, vas a tener que ayudarla.

—Lo siento, Flor, pero creo ya comienzo a odiarte —dije recostándome por el respaldo de la silla.

—No te preocupes, trataré de ser lo menos molesta, Dylan —sonrió y debía admitir que era algo bonita.


Dylan & BastianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora