Septiembre del 2005
—¿Bas? —escuché un suave susurro al que le siguieron unos golpecitos en mi ventana que daba al balcón.
—Está abierta —rezongué por el sueño, moviéndome en la cama.
En el silencio de la noche sonaron unos pasitos tímidos por mi habitación y un momento después mi sábanas se movieron y el peso de Dylan se hizo sentir en mi cama.
—¿Qué pasa? —pregunté, volviéndome hacia él. La luz de la luna que entraba por la ventana me dejó ver su rostro empapado de lágrimas.
—Tuve una pesadilla —respondió con la voz quebrada mientras espantaba sus lágrimas con el puño de mi piyama—. Y mamá está ocupada.
Tía Nora solía trabajar hasta muy tarde en la sala de su casa y Dylan odiaba molestarla cuando, al igual que él, se perdía en un mundo de números y cosas difíciles. Así que no era extraño que, cuando tenía una pesadilla, Dylan se cruzara el balcón (que ya no estaba dividido) y se metiera por la ventana de mi pieza.
—¿Querés contarme de qué era?
—Estaba caminando por una calle oscura... muy oscura. No veía nada más que el camino de tierra —contó, su voz temblando un poco ante el recuerdo—. Y a lo lejos estabas vos. Yo... yo quería alcanzarte pero no podía. Y cuando gritaba tu nombre no me escuchabas.
—No te preocupes, Dyl —le dije tomando su mano—, yo nunca te voy a dejar.
—¿Lo prometés?
—Por el dedo chiquito —dije, enganchando nuestros meñiques, el mío pálido y fuerte por el piano, el de Dyl, largo y frágil como la luz de la luna.
Y así nos quedamos dormidos, con nuestras manos unidas una promesa que nos sería más difícil de mantener de lo que creíamos en ese momento.
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Dylan & Bastian
Teen FictionTodo comenzó cuando Bastian le lanzó una lata en la cabeza a su nuevo vecino, Dylan, y desde entonces no se han separado, a pesar de que son algo diferentes... Bastian es un alma libre. Dylan es agorafóbico. Para Bas la música lo es todo y a veces s...