Agosto del 2014
—¡Bastian! ¡Pedazo de pelotudo!
Ni bien entré al salón de clases, dos semanas después de que Dylan y yo nos pelearamos, Florencia me gritó y me agarró del brazo, llevándome a las rastas fuera del aula.
—¿Chicos? —preguntó Lio, tan sorprendido como yo por la reacción de nuestra amiga.
—Vos también vení —le gritó ella y él nos siguió como un cachorro, asegurándose que no nos haya visto ningún profesor.
Flor nos sacó a los dos y nos llevó hasta un rincón del patio.
—Quiero saber ya mismo qué pasó entre Dylan y vos —exigió y se quedó un momento esperando mi respuesta. Como no se la di, agregó:— ¡Ya!
—¿Qué te importa? —le respondí con tono hostil. ¿Por qué ella me está pidiendo explicaciones a mí? Debería ser al revés—. Vos jamás me dijiste que ustedes dos andaban.
—¡Porque nunca hubo nada entre Dylan y yo! —gritó exasperada—. Intenté explicártelo un montón de veces pero me estuviste forreando* todas estas semanas y ya estoy harta de todo este dramón. Dylan no contesta mis mensajes y cuando intenté llamar a su casa su mamá dijo que él necesitaba un tiempo. Incluso dejó de ver a sus amigos y no hace nada más que estudiar hasta que se le seque el cerebro. Yo vos no dejás de comportarte como un reverendo pelotudo. (*Ignorando)
—Quizás deberías haber pensado en eso antes de haberte chapado a Dylan —repliqué.
—Aagh —exclamó y se pasó una mano por la cara en un gesto de fastidio—. A ver si me entendés —agregó señalándome con un dedo y enfatizando cada palabra— No. Hay. Nada. Entre. Dylan. Y. Yo. Ese día Dylan me pidió que lo bese porque había algo que quería corroborar.
—¿Qué cosa? —preguntó mi curiosidad antes de que pudiera darme cuenta.
—¡Andá a preguntárselo a él!
—Flor, calmate un poco —intervino Lionel pasando sus enormes manos por los menudos hombros de Florencia en un intento de tranquilizarla.
—Es que estos dos me están desesperando —respondió la muchacha, cansada—. Son tan lentos que exasperan.
—Eso te pasa por metida —la regañó—. Y Bast —dijo Lio, volviéndose a mí con seriedad—. No culpes a Flor, ella nunca tuvo malas intenciones. Y tampoco con tu amigo. Ellos actuaron así por tu culpa.
—¿Mi culpa?
—Le mentiste a Dylan, le ocultaste muchas cosas. Y a nosotros también.
—Yo no... Yo... —no pude responder más nada porque las lágrimas ahogaron mi vos.
De pronto, Florencia rodeó mi cintura y su abrazo no hizo más que intensificar mi llanto.
—¿En serio creíste que nos alejaríamos de vos si nos enterábamos eso? —preguntó—. ¿Qué tan boludo podés ser, Bastian?
—¿Podrías dejar de insultarme? —logré preguntar entre sollozos.
—Solo cuando dejes de darme motivos para hacerlo.
—¿Y eso qué quiere decir?
—Flor intenta decir que es hora de que te comportes como un hombre —respondió Lio dejando caer sus manotas en mis hombros. Mi amigo me sacaba por lo menos una cabeza de altura y su amable rostro tenía una sonrisa seria—. Es hora de que dejes salir todo eso que sentís. Así que andá y decile a ese chico todo lo que sentís por él.
En ese momento, sonó la campana de la escuela.
—Creo que en realidad es hora de ir a clases —comentó Flor y los tres volvimos al salón riéndonos.
Meme resumen del capítulo:
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Dylan & Bastian
Teen FictionTodo comenzó cuando Bastian le lanzó una lata en la cabeza a su nuevo vecino, Dylan, y desde entonces no se han separado, a pesar de que son algo diferentes... Bastian es un alma libre. Dylan es agorafóbico. Para Bas la música lo es todo y a veces s...