Agosto del 2014
Los lapachos habían comenzado a florecer, pintando de rosado y lila las calles del barrio. Pronto llegaría la primavera. No quería que fuera primavera, porque antes de que llegue el verano Bastian se iría. Y yo quedaría en este invierno para siempre.
Y yo me sentía como si estuviera jugando a La Oca, avanzando un casillero y retrocediendo tres. Las palabras del tío Víctor y de Flor daban vueltas por mi cabeza. Quería arreglar las cosas con él. Pero la había cagado feo. Ambos lo hicimos y éramos demasiado orgullosos como para dar el primer paso.
Dubitativo me acerqué al balcón, pero obviamente no había nadie allí. Bastian seguramente estaba en sus clases de piano. Ahí sólo estaban algunas ropas tendidas y la pequeña huerta de la mamá de Bastian. Y algo más, donde antes estaba la malla que dividía los dos balcones, ahora había un viejo baúl. En él había estaban pintadas cuatro letras: D, B, K y M. Hacía muchísimo que no lo abríamos, hasta el punto en que ahora había unas masetas sobre él.
Invadido por la curiosidad, me puse a hurgar en el viejo baúl de juguetes. Los viejos superhéroes de Milton se emparejaban con las barbies de Katia. Mis ladrillitos aún seguían allí, junto con un piano de juguete de Bas. Autitos y casetes del Sega, un Pikachu y un hipopótamo de peluche tomaban el té en tacitas de plástico rosas y leían cuentos de princesas y piratas. Por años, los juguetes de Bastian y sus hermanos habían convivido con los míos. Ver aquellos objetos no hizo más que ponerme melancólico y estaba a punto de cerrar el baúl cuando algo llamó mi atención. Allí estaba el par de teléfonos de lata de Bastian.
"Mucho gusto, Dylan. ¿Te gustaría ser mi amigo?"
Quizás ese fue el momento en que me enamoré de Bas. Quizás aquellas ocho palabras, esas cuarenta y un letras, bastaron para atar mi corazón al suyo con el cordón rojo de aquel juguete.
Y ahora estaba tan lejos de mí como una estrella. Y yo me sentía tan frío sin su calor. A pesar que el atardecer daba de lleno en el balcón y comencé a sentirme cálido y somnoliento, dentro de mí seguía siendo invierno. Sin embargo, antes de que me diera cuenta me había quedado dormido, sentado en el suelo y recostado por el ventanal de mi sala.
Hasta que algo golpeó mi cabeza.
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Dylan & Bastian
Teen FictionTodo comenzó cuando Bastian le lanzó una lata en la cabeza a su nuevo vecino, Dylan, y desde entonces no se han separado, a pesar de que son algo diferentes... Bastian es un alma libre. Dylan es agorafóbico. Para Bas la música lo es todo y a veces s...