Capítulo 11: El orgullo de un padre.

52.6K 4.8K 975
                                    

Si me ayudan a comentar no me enojo🥹por favor.

Supongamos que este es Sergey🙊

Supongamos que este es Sergey🙊

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sasha

—Entonces, ¿a qué debo tu sorpresiva visita? —Pregunté, aceptando el cigarrillo que me ofreció.

—Vine a traerte los nombres de los socios de Dimitri y los contactos que vas a necesitar, voy a salirme de esto por un tiempo.

Volví mi rostro abruptamente hacia él sin comprender lo que me estaba diciendo. Hace unas semanas todo estaba bien y ahora de la nada iba a salirse.

—¿Por qué? No lo entiendo —Indagué. El humo escapó de mis labios y se confundió con mi aliento que salía como una cortina blanquecina a causa del frío.

—Estoy mal, Sasha. Estas malditas voces están acabando conmigo.

Golpeó su sien con la palma de su mano, frustrado, su mirada se perdía entre el miedo y la ira; lo escuché serio y atento.

—Cada vez aumenta más en mí el deseo de asesinar, en un tiempo no podré seguir controlándolo y temo herir a personas inocentes.

—Supongo que irás con algún médico o algo similar —comenté, no sabía mucho de esto.

Por lo regular, las personas que pertenecíamos a la mafia desarrollábamos tendencias sádicas, enfermizas, algunas suicidas; el tener pensamientos acerca de asesinatos y poseer el impulso de querer llevarlos a cabo, era normal. Sin embargo, no conocía a nadie que haya querido atender ese problema, era seguro que el de Damien tenía que ver con otro tipo de situación.

—Me internaré en el psiquiátrico de La Borde, en Francia. Ahí permaneceré por un tiempo. —Asentí entendiéndolo.

—Ya veo, entonces esta es la última vez que nos veremos por un tiempo —dije terminando el cigarrillo.

Él se quedó callado, mirando hacia la nada, parecía perdido, absorto en sus pensamientos que podrían ser un mar profundo y extenso que ni siquiera él podría llegar a entender algún día.

Por una razón desconocida, supe que en algún momento de su vida esa paz que necesitaba, llegaría, pero no la encontraría intentando cambiar lo que era. Masson se "curaría" cuando estuviera listo para hacerlo, cuando tuviera un motivo lo suficientemente fuerte para desear ser algo mejor.

Tenía la certeza de que siempre había alguien esperando por ti, una persona que se vuelve tu salvación, quien se mantiene oculta y llega en el peor momento, cuando más la necesitas, cuando crees que no hay más esperanza. Y no exactamente le das la responsabilidad de salvarte, pues uno mismo debe encontrar la salvación sin depender de nadie, pero tener un incentivo, hacía una gran diferencia.

—Por un tiempo, Kozlov —coincidió, arrojando el cigarrillo al suelo.

Me dedicó una mirada de soslayo, seguida por una sonrisa de lado, me dio la espalda y siguió su camino, perdiéndose entre las personas de aquel puerto que trabajaban arduamente para mí.

Perverso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora