Es un capítulo corto; espero subir otro en un momento🩵hay spoiler de Damien, así que perdón😅
"La oscuridad está en nuestras almas. ¿No crees?"
–James Joyce
Sasha
Aún nos encontrábamos en Francia, donde tuve que salvar el trasero de Damien , lo cual no fue complicado en lo absoluto, la persona que lo perseguía no esperaba que recibiera mi ayuda, un punto de ventaja que le salvó la vida; después de eso me costó días poder hallar a su esposa, en sí, eso fue lo más complicado de la misión, la joven estuvo a punto de morir, intentó suicidarse, pero milagrosamente él llegó a tiempo y pudo salvarla, a ella y al bebé que esperaba.
Me tomó por sorpresa saber que Damien se encontraba tan enamorado como para haberse casado y embarazado a una mujer, aunque aún no conocía los detalles de su relación, podía hacerme una idea de que no se trató de de algo normal, casi podía jurar que el bastardo la secuestró, Eira había estado como pasante en el psiquiátrico donde él se encontraba recluido y si Damien era como yo, iba por lo que quería sin importar quien se interpusiera. Joder. Nuestras historias sucedieron casi al mismo tiempo, era sorprendente como desde aquella platica que tuvimos en los puertos, ambos ya estábamos destinados a dar con ellas.
La idea de una salvación para nosotros, nunca fue desechada por mí, y como repetí, no hablaba de darles a ellas la responsabilidad de salvarnos, sino de ser el motivo más fuerte por el cual ambos decidiéramos ser mejores personas.
Yo tenía a Dasha y a Erin, mis dos mujeres, por las que daría la vida, aunque esto sonara trillado. Y ahora Damien tenía a Eira.
—¿Y si nos quedamos unos meses en Francia? —Sugirió Erin. Me volví sobre mi hombro.
—¿En serio? Pensé que no querrías dejar Moscú —comenté sorprendido. Ella dormía a Dasha en sus brazos, yo acababa de alimentarla. Me gustaba que nos dividiéramos las tareas, pasar tiempo con mi hija era lo que más me gustaba.
—Quisiera estar un tiempo lejos, quizás como unas vacaciones —murmuró pensativa—, podemos decirles a mis padres que vengan con nosotros.
—¿No quieres trabajar? —Sonrió y se acercó— Recuerdo que esos eran tus planes en cuanto naciera nuestra hija.
—Claro, pero cuando ella crezca un poco más, me necesita y tú también —explicó. Mi brazo descansó en su hombro, la atraje hacia mí. En eso tenía toda la razón.
—Entonces nos quedaremos, buscaré una casa más pequeña y cómoda, ¿te parece?
—Sí —accedió—. También podríamos casarnos aquí. —Determiné sus bellas facciones, suavizadas por la mención de nuestro matrimonio—. Tus amigos pueden venir, también Andrey.
—Sé que estarán encantados, pero lo veremos después —dije, dándole vueltas a su petición. No me molestaba, solo me tomaba por sorpresa.
—Creí que querías casarte pronto —musitó confusa.
—Sí, pero no hay prisa, muñequita, deseo que todo sea perfecto ese día.
—Sé que lo será —afirmó.
Alguien golpeó la puerta, interrumpiéndonos momentáneamente, enseguida me dirigí a ella, la abrí y me encontré con Martha, la madre de Damien, una señora encantadora que me habría gustado tener como mamá. Era bastante servicial y gentil, también muy atractiva, los años parecían acentuar su belleza.
—Hola, Sasha, quería avisarte que Damien ya llegó. —Asentí.
—Perfecto. Iremos en un momento.