Gracias por comentar y votar🫶🏻💙ya faltan cerca de cinco capítulos para terminar este libro. El próximo capítulo será de drama...
"Puede que hayas nacido en la cara buena del mundo; yo nací en la cara mala, llevo la marca del lado oscuro."
-Dones Cirera Pau
Erin
Aún no asimilaba que Sasha me haya pedido matrimonio.
Todas las mañanas de las últimas cinco semanas despertaba viendo el diamante azul adornando mi dedo, mientras las calaveras se adherían a mi mano con posesividad. Sasha dormía siempre con su mano entrelazada con la mía, ambas descansando encima de mi barriga, mi bebé solía moverse mucho cuando él estaba cerca, como si sintiera su presencia. Eso me hacía sonreír, ser espectadora de la conexión que Sasha tendría con nuestro hijo o hija.
Todavía no sabíamos que sería, ambos decidimos que fuera una sorpresa, solo mamá y Carlos lo sabían, ambos se estaban encargando de adornar la habitación del bebé en Rusia, a Sophie aún no se lo decíamos, pero planeábamos hacerlo pronto. Sasha aún estaba reticente sobre acercar a su hermana y su sobrino a su vida, y lo entendía, hasta el momento, ambos podían vivir en paz y sin verse amenazados por la violencia del mundo de mi prometido, si él comenzaba a frecuentarlos, las sospechas sobre quienes eran en realidad se elevarían y los pondría en riesgo.
Entendía esa parte, sin embargo, Sophie no se hallaba de acuerdo con la decisión de Sasha de mantenerla alejada. Ella conocía las consecuencias y a sus propias palabras: no le importaba. Quería recuperar el tiempo con su hermano, pude ver cuanto lo amaba y cuanto le dolía no poder ni siquiera abrazarlo. Me encontraba convencida de que ellos merecían más, merecían tener esos momentos que les arrebataron como yo los estaba teniendo con mis padres.
—Mañana volvemos a Rusia, mamá —avisé a través de la línea.
—Oh, mi niña, ya quiero que me muestres el anillo, tu papá está igual de emocionado —sonreí, sintiéndome más feliz que nunca—, además, ya hemos terminado de decorar la habitación.
—¿De verdad? —Inquirí emocionada.
Llevábamos un poco más del mes en Nueva York debido a unos negocios de los que Sasha se hacía cargo y le estaban tomando tiempo, y no me quejaba, había echado de menos un poco el sitio donde viví toda mi vida, aunque no regresaría, mi lugar ahora estaba en ese frío país al lado de mi demonio ruso. Pronto volveríamos, mi cesárea se hallaba programada para dentro de tres semanas más.
—Sí, te va a fascinar, ha quedado hermoso, hija.
Me toqué el pecho, ilusionada. A veces creía que todo esto era un sueño. Mi vida cambió tanto, de no tener nada, ahora lo tenía todo. La presencia de mis padres me había hecho demasiada alta, ahora por fin me sentía completa, más al ver a mamá y papá recuperar los años que les quitaron. Ellos estaban felices y desbordaban amor, como unos recién casados.