Capítulo 52

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Les dejo un dibujito bello de mis bebés💙y gracias por tantos comentarios🥰

"Yo apagaré tu noche o me incrustaré en ella: seré en tus cielos negros el fanal de una estrella, seré en tus mares turbios la estrella de un fanal!"

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"Yo apagaré tu noche o me incrustaré en ella: seré en tus cielos negros el fanal de una estrella, seré en tus mares turbios la estrella de un fanal!".

-Delmira Agustini

Erin

Los latidos de su corazón golpeaban mi mejilla. Eran pausados y casi imperceptibles, la ira se evaporó, al igual que los vestigios del orgasmo. La bruma de la lujuria se desvanecía y le abría paso a las dudas y el miedo, por mucho que me gustara estar entre sus brazos, las cosas no serían así de fáciles.

Sasha había dicho un montón de cosas mientras me tomaba, palabras que trataba de asimilar porque sonaban como una declaración casi romántica.

¿Lo eran? ¿O solo fue la emoción del momento?

—¿Qué significa esto, Sasha? —Articulé en voz baja.

Salió de mi interior y sentí el calor de su semen derramándose entre mis piernas. Bajé la mirada y comprobé el desastre de fluidos que tenía ahí. Él no usó condón y ese hecho no me molestó o preocupó tanto como con Gav, solo me colocó en una situación confusa, pero ya pensaría en los impulsos de este hombre. Sasha no era el tipo de persona a la que los detalles se le pasaban por alto, mucho menos el uso de un preservativo. Él no lo usó porque no quiso y me estremecieron los motivos por los cuales lo había hecho.

Permanecí en el mismo lugar sin que me dirigiera una palabra, me miró un momento antes de darme la espalda y perderse hacia el interior de mi habitación. Me pregunté que estaría haciendo; demoró unos minutos y sació mi duda cuando volvió ya con su ropa acomodada, el brazo vendado y con un par de prendas para mí. Se movía por mi pequeño espacio como si fuera suyo, adueñándose de él también, parecía que estaba dispuesto a quitarme todo.

Se situó entre mis piernas de nuevo, aplastó la piel de mis muslos con las manos, la tinta en sus dedos se estiró cuando apretó, dejando una marca impresa donde tocó, ascendió hasta mi cintura y ejerció presión, mirándome con una intensidad asfixiante que no fui capaz de sostener. El deseo se avivaba en el azul gélido de sus ojos y sentí que en cualquier momento me volvería a tomar.

En un movimiento me colocó en el suelo, la bata quedó sobre la encimera, yo me encontraba completamente desnuda y expuesta ante él, tal y como le gustaba. Me miró desde arriba, su pecho se hinchó cuando cogió aire y lo contuvo un instante, su respiración era pesada mientras se inclinaba de a poco frente a mí, haciéndome arder en cada espacio donde miraba, erizándome la piel bajo la aspereza de sus manos grandes y fuertes.

Se detuvo en mi abdomen, la punta de su índice trazó las líneas casi invisibles de las cicatrices que él mismo me hizo. Me sostuve del borde de la isla, el cambio en mi respiración evidenció la excitación y el miedo que me causaba al recorrer cada cicatriz a conciencia, era como si volviera a cortarme de nuevo, su dedo se asimilaba al frío de la navaja abriéndose paso entre mi carne blanda, se sentía real en mi mente y dolía, pero también me gustaba.

Perverso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora