Es un capítulo largo, ayúdenme dejando sus comentarios bonitos🫶🏻💙
Sasha
Arribamos a los almacenes después de varios minutos de conducir. Esta vez en un punto más peligroso de la ciudad y de difícil acceso para personas "normales" a las cuales no les apetecería entrar si se hicieran una idea de lo que sucedía por estos lugares.
En algunos de estos almacenes las mafias realizaban subastas con personas, las vendían a los mejores postores, además, torturaban a hombres y mujeres por igual, realizaban violaciones, mutilaciones y cosas aún más enfermas, pero no solo se trataba de eso, sino que hacían videos con esas torturas y después los vendían en el mercado negro para satisfacción de gente lo suficientemente jodida para comprarlos.
No me asustaba, ni me asombraba, sabía que la venta de drogas era solo la punta del iceberg, solo me causaba una nauseabunda molestia. Jamás sería parte de algo como eso por más jodido que estuviera.
Detuve el auto. A mi alrededor había más audiencia de la que esperaba, filas y filas de autos costosos. Vaya que el morbo por ver las peleas clandestinas podía más que la posibilidad de que no salieran vivos de aquí, aunque, de cualquier forma, sería mejor para ellos la muerte.
Inhalé hondo y envié todo el flujo de sensaciones que Erin me provocó, justo donde no me estorbaran esta noche. Sus palabras me conmovían, la sinceridad en el azul inocente de sus ojos me doblegaba.
¿Por qué tenía que preocuparse por mí? Odiaba que fuera solo ella —además de mi hermana—, la única persona a la que le interesaba como sentía. En momentos temía que mi voluntad se quebrara. Joder. No era habitual que yo sintiera, ni mucho menos podía darme el lujo de permitir que Sergey ahondara en mi mirada y descubriera que mi pequeña obsesión, se estaba convirtiendo en algo más que, temía, se saliera de mis manos.
Nunca antes experimenté la culpa, sin embargo, Erin poseía una singular habilidad para hacérmela sentir a menudo, lo que resultaba frustrante.
—El sitio es peligroso, así que no me des problemas, no tengo tiempo para estar de niñera —advertí hacia Erin, quien enseguida posó sus vivaces ojos en mí, hubo asombro en ellos, luego, enojo puro.
—Te recuerdo que yo no pedí estar aquí —replicó en tono irascible.
Efectué una mueca y aparté la vista hacia al frente. Ciertamente estaba muy irritado, el que Sergey fuera a "supervisar" lo que hacía con Erin, me molestó, era como si no confiara en mí. Y yo era un hombre de palabra, leal, algo de lo mucho o poco bueno que él me enseñó, no lo traicionaría ni permitiría que esto afectara nuestros negocios, porque a pesar de no estar al pendiente de ellos yo mismo, no los descuidaba.
Bajé del auto. Llevaba una magnum 44 en la espalda y una navaja en el bolsillo de mi pantalón. Los hombres de Sergey tenían rodeado el lugar, al menos eso esperaba, no era yo quien se encargaba de la seguridad aquí y eso me provocaba cierta desconfianza.
—Veo que trajiste a la pequeña mascota —dijo una voz a la que enseguida le di un rostro.
—¿Qué mierda quieres? —Increpé irritado. Estaba seguro de que fue idea de Sergey traer a Romina aquí.
Ella rodeó el auto, las luces estaban apagadas, pero incluso así, podía verla a la perfección. Usaba un vestido que dejaba al descubierto sus largas y esbeltas piernas que meses atrás estuvieron rodeándome la cadera.
Enseguida le echó un vistazo a Erin, podía asegurar de que no nos quitaba los ojos de encima.
—Tenía curiosidad, Svetlana me habló de tu nueva adquisición, quería ver de cerca a la puta que te tiene alejado de mí —canturreó; sus dedos se desplazaron por mi pecho sin llegar a tocarme.