Capítulo 51

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Es un capítulo super largo, porfa comenten mucho💙

"Soy fruto de aspereza y maldición: yo amargo y mancho mortalmente el labio que me toca; mi beso es flor sombría de un otoño muy largo". -Delmira Agustini

Sasha

Nos encontrábamos a nada de aterrizar en Florida.

Varias docenas de mis hombres se movilizaron hasta acá y ya esperaban por nosotros, sin embargo, lo que yo haría con Erin, lo haría solo; principalmente porque sabía que las cosas no serían fáciles en cuanto nos encontráramos otra vez, y siendo franco, no quería la interferencia de Carlos, tampoco que fuera testigo de lo que le haría a su hija una vez que le pusiera las manos encima.

Su hija.

Joder. Sonaba raro llamarla así.

Por ahora no le pedí detalles sobre eso, me encontraba lo bastante temperamental como para lidiar con ello ahora. En cuanto tomé la decisión de volver por Erin, Andrey me dio los detalles de lo que había hecho con su vida, incluso cuando le dije que no era necesario, lo hizo.

El motivo: Erin estaba saliendo con alguien más.

Casi destruyo su oficina cuando me lo dijo. La furia reventó mis venas y derramó hiel a través de todas las terminaciones de mi cuerpo. Solo veía rojo, el color se desplazó a cualquier lugar que mirara, mientras una sed de sangre se apoderaba de cada uno de mis pensamientos. Jamás había sentido tanta impotencia y frustración, los celos cortaban los bordes de mi corazón y la rabia los unía de nuevo, justo para repetir el proceso una y otra vez, incapacitándome para pensar con claridad.

Lo único que veía al cerrar los ojos, era a mi chica en los brazos de un hombre que no era yo.

Y por todos los infiernos que no debía culparla por haberse entregado a otro cuando la dejé ir, pero mi capacidad para razonar frenaba cualquier pensamiento racional y me exigía castigarla por permitir que otro hombre la tocara cuando cada espacio de su cuerpo me pertenecía. Cada puto espacio.

Y más allá de la ira que presionaba como una víbora a través de mi pecho, estaba el dolor. Porque sí, dolía, malditamente lo hacía, no se trataba más que de una dulce venganza de la vida por toda la mierda que le hice pasar a Erin.

Me lo merecía, por supuesto, pero la hija de perra debió anticipar lo que desencadenaría con esto, jodió al hombre equivocado y ahora me empujó a recordarle a esa muñequita quien era su puto y jodido dueño.

Y a él... a él lo haría desear no haberse cruzado en mi camino. Le enseñaría lo que le pasaba a los imbéciles que se atrevían a tocar lo que es mío.

—Kozlov —dirigí mis ojos hacia Andrey, trabajaba deprisa en su portátil—, tienes que ver esto.

Me quité el cinturón y enseguida estuve a su lado, apoyándome en el respaldo mientras me mostraba en la pantalla al hombre con el que Erin salía. Su rostro se me hizo vagamente familiar, aunque jamás lo hubiera visto en mi vida, más que nada el color de sus ojos, tan parecidos a los de Sergey, a los míos.

—Gav Bykov —mencioné cada silaba con asco.

—Nació en Abakán, un año después que tú —explicó precavido—, en sus antecedentes no encontré nada de su madre, al parecer falleció, pero no existen pruebas que lo confirmen. Tiene una hermana, se llama Alexandra.

—¿Y el padre? —Algo dentro de mí comenzó a sentirse extrañamente mal— ¿Tenemos datos de él? —Me observó por encima de su hombro— Joder, Andrey, no tengo paciencia para tu maldito suspenso.

Perverso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora