Capítulo 46

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Entramos en la segunda fase🙊esto cada vez me emociona más. Ojalá les guste💙

"Yo solo busco la oscuridad que ha de esconder mis sentimientos y ha de acompañarme en mi soledad".
-Anónimo.

Erin

Calor.

Amaba el calor.

Cerré los ojos y alcé el rostro hacia el cielo despejado de Florida. Los rayos del sol oscilaban cálidamente sobre piel, filtrándose entre las ramas frondosas de los árboles empujadas por la brisa de la tarde; bajo mis parpados aprecié el color rojizo a través de la oscuridad.

No más blanco, no más azul, no más frío. Solo calor.

A mi alrededor diferencié los olores que flotaban en el aire, tan familiares ya, pero desconocidos a la vez. Llevaba dos meses aquí y no lograba sentirme bien. Los primeros días luego de abordar ese avión, fueron deprimentes y difíciles. Las pesadillas me despertaban, en ellas veía a Sasha alejándose de mí mientras yo lo perseguía con todas mis fuerzas; ahí su aspecto era distinto, más joven y delgado, no había tatuajes, tampoco maldad en sus ojos, en su lugar, encontré una mirada de adoración y amor, este era tan intenso que pudo ser suficiente para los dos.

Y luego, él era arrastrado por la oscuridad, gritaba mi nombre con desespero, quería alcanzarme, pero había cadenas en sus muñecas y sangre en su cuerpo, esas heridas profundas que se convirtieron en cicatrices. Él sufría y me llamaba, y yo corría, corría detrás de él, pero la oscuridad se convertía en hielo y comenzaba a tragárselo. Cuando al fin lograba acercarme, solo había nieve y sobre ella un río de sangre que me rodeó hasta ahogarme en su densidad.

Entonces despertaba cubierta en sudor, temblando de frío y de miedo, sola.

Siempre despertaba sola.

La soledad de mi habitación se sentía pesada y a veces insoportable. A menudo abría los ojos con la esperanza de encontrar a Sasha a mi lado, diciéndome con esa sonrisa maliciosa que había vuelto por mí; también esperé verlo al doblar cada esquina, o entre los rostros de la gente que me rodeaba. Sin embargo, no apareció y su ausencia pesaba y me dolía, ese dolor no se iba. A pesar de todo lo que sucedió entre los dos y su cambio repentino al final, seguía echándolo de menos.

Sabía que me mintió, aunque no entendía los motivos y él se reservó a decirlos, ¿por qué? Lo ignoraba. Aunque tal vez si se aburrió de mí y por eso me prometió que no regresaría.

Negué despacio y abrí los ojos, mi vista sobre la baldosa, ausente.

Sasha pudo haberme mentido con sus palabras, y fortalecer esa mentira con sus actos al herirme, pero ese beso que me dio incineró todas las dudas. Sentí su frustración y la impotencia, la necesidad violenta de encadenarme a su lado, era el egoísmo quien tomó posesión de mi boca, la realidad del hombre peligroso y obsesionado que conocí. Su coraza de hielo se derritió en mis labios y él se dio cuenta.

Suspiré y aparté la vista hacia el estanque de patos, algunos niños los alimentaban y sus padres sonreían ante la emoción de sus pequeños. Por unos instantes me distraje, mas no lo suficiente.

Tal vez era tanta mi obsesión por Sasha que estaba creándome ideas para lidiar con la separación. Tal vez debería de ir a terapia, pero el solo hecho de hablar de nosotros a alguien más, me molestaba. No quería decir lo que sucedió entre él y yo, eso solo nos concernía a ambos, no quería la mirada de lastima de nadie sobre mí, pensando en lo ingenua que fui y lo mal que estaba de la cabeza por sentir cariño por mi captor.

Además, Sasha era un mafioso ruso, ¿debería decirle eso al psicólogo? ¿O debería mentirle sobre la profesión del hombre que se adueñó de todo lo que yo era? ¿Serviría omitirlo o tendría que decir la verdad para que pudiera ayudarme?

Perverso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora