Capítulo 66

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Ya tengo listo el siguiente capítulo, denme 1K de comentarios y lo subo💙

No podía sentirla en la oscuridad ni su voz podía rozar su oído. Esperó unos minutos, tratando de oír. No se oía nada: la noche era de un silencio perfecto. Escuchó de nuevo: perfectamente muda. Sintió que se había quedado solo.

–James Joyce

Sasha

Dejé más de un par de cuerpos en el hospital.

No medí mis impulsos y asesiné a parte de los hombres que debían cuidar a Erin, porque no dejaría sin consecuencias la estupidez de esos bastardos. No importaba cómo hayan sucedido las cosas, debieron quedarse a su lado en todo momento, por su maldita ineptitud mi mujer se encontraba a punto de dar a luz en manos de quien sabe quién.

La ira no me controlaba, yo lo hacía con ella, estaba menguada en mi interior, oscilándose en mis manos, ahí se concentraba el deseo de incendiar toda la ciudad hasta dar con el responsable del secuestro de mi mujer. No asimilaba, no cabía en mi cabeza la realidad en la que estaba viviendo.

¿En qué estúpido y retorcido mundo yo pude haber permitido una cosa así?

El vaso terminó de romperse en mi mano, los cristales se incrustaron en mi palma y el alcohol hizo arder las heridas; contraje los dedos y el filo atravesó con mayor fuerza mi piel, la rasgaban y la hacían sangrar, las gotas caían al suelo y entretanto, mi mirada se fijaba en un punto vacío en la pared, con cientos de pensamientos que amenazaban con destrozarme la poca cordura que me quedaba.

Me puse de pie, ansioso, con la desesperación acumulándose en todo mi cuerpo, no había manera de que me encontrara tranquilo, movilicé a todos mis hombres y parte de las pandillas de la ciudad para que buscaran a Erin. Joshua revisaba las cámaras de video del hospital en busca de una pista que nos llevara con mayor rapidez hacia el paradero de mi mujer. Podía hacerme una idea de quien fue y quería equivocarme, porque de ser lo contrario, Erin corría más peligro.

—Maldición —siseé. Rasqué mi cabeza con ambas manos, tirando de mi cabello, manchándolo de sangre en el proceso.

—Señor Kozlov —miré en dirección a la puerta, Joshua estaba ahí con su portátil en la mano—, al fin pude mejorar las imágenes.

Le hice una seña para que entrara. Deprisa colocó la portátil en la mesita de centro, me acerqué y un sinfín de imágenes aparecieron en la pantalla.

—Por la complexión del sujeto —señaló la imagen donde se veía a Erin ser arrastrada por un hombre—, estoy seguro de que se trata de...

—Dominic —terminé de decir por él.

—Sí. Se fue en una camioneta cerrada, las placas no logré obtenerlas, aunque no serviría de nada, seguro son falsas o pertenecen a alguien más —explicó—, seguí el rastro en las calles adyacentes, pero la ausencia de cámaras no es de mucha ayuda.

—Lo sé —tensé la mandíbula—, retírate y dile a Faddei que venga. —Asintió, retirándose deprisa, nadie quería estar cerca de mí justo ahora, decir que había hecho un destrozo dentro del almacén, era poco.

Mis hombres estaban guardando la distancia, eran capaces de sentir mi ira. Cerré los ojos un momento, sonriendo cruelmente mientras recordaba la forma en que torturé a Dominic, el cabrón no tenía cinco dedos y tampoco una asquerosa polla que utilizar.

—Debí matarte cuando pude, bastardo hijo de la gran puta.

—Señor Kozlov, ¿me mandó llamar? —Resoplé, no me volví hacia la puerta.

Perverso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora