El cap es cortito, espero les guste y gracias por dejarme su comentario💙
"No entres dócil en esa buena noche, la madurez debería arder y sentir ira al finalizar el día; ira, ira contra la muerte de la luz".
-Dylan ThomasGav
La muerte de mi madre se convirtió en un pensamiento constante desde que sucedió.
Me rehusé a olvidar cada detalle de esa noche, retrocedía y la miraba perecer bajo el filo helado de aquella navaja abriéndole la garganta con una sorprendente facilidad. Por un momento hubo una chispa de emoción en mí al contemplar la belleza de la muerte en el terror de sus ojos marrones; si me preguntaran cuándo fue el instante exacto en el que supe que estaba jodido, elegiría ese.
Su sangre se derramó a los pies del hombre que ella amó, del hombre que debería cuidarnos y no echarnos a la fría noche bajo una tormenta de nieve. Aún podía ver el asco en sus facciones tan parecidas a las nuestras, el desprecio hacia su sangre bastarda en el azul desprovisto y cruel, una mirada que me persiguió al salir de ahí con la promesa que le hice.
A Sergey lo único que podía afectarle era Sasha, y no precisamente hablaba de su estado físico, para él todo el dolor que recibíamos debíamos ser capaces de tolerarlo y enfrentarlo.
¿Qué era una paliza para el hijo del Pakhan de la Bratvá? ¿Qué era una bala o un montón de cicatrices en la piel de un niño?
Nada.
Para Sergey el peligro estaba en lo que no veíamos, porque no era capaz de combatirlo.
Le temía a los sentimientos, le repugnaba la idea de que su hijo se doblegara ante cualquier tipo de emoción y resultó ser que su peor miedo se hacia realidad. Mi querido padre odiaba a esa gatita pequeña y frágil por todo lo que podía provocar en su primogénito, la veía como un insecto que debía ser exterminado cuanto antes, pero no quería ensuciarse las manos, necesitaba con urgencia que fuera Sasha quien terminara por romper el delicado cuello de la pelirroja.
Se estaba convirtiendo en una obsesión, lo sabía, tantos años detrás de él y entendía como funcionaba su mente enferma.
—No has dormido —murmuró a la voz adormilada de mi hermana.
Rodeó mi cuerpo desde atrás, sus delicados brazos cubiertos de un fino vello rubio incapaz de ocultar las líneas blancuzcas de las cicatrices que decoraban la piel, los cortes con los que se castigaba para poder sentirse bien.
El calor traspasó la piel desnuda de mi abdomen. Sostuve sus manos y mantuve la otra palma apoyada al cristal de la ventana, mi vista en la salida del sol, daba inicio a un nuevo día, una nueva oportunidad.
—Erin no es ninguna ilusa, no me creyó nada. —Su pecho se agitó cuando rio.
—Te lo dije. Sasha la preparó, inconscientemente lo hizo. —Chasqueé la lengua.
—No comprendo por qué la dejó ir.
Esa duda seguía carcomiéndome la cabeza. Mi hermano estaba obsesionado con ella, y no era de los sujetos que iban en contra de sus instintos egoístas. Solo le importaba él y mantener sus necesidades satisfechas, por eso la secuestró y la retuvo por semanas.
—Lo que está haciendo en Rusia debe tener algo que ver —tracé círculos sobre su dorso con el índice—, tomó territorios de Sergey, muchos en realidad.
—Debería estar muerto. La Bratvá lo verá como traición a su Pakhan.
—Es su hijo, Gav —el resentimiento adherido a cada palabra—, Sergey jamás permitirá que lo maten. Por eso ha estado callado, dejándolo seguir adelante.