Bueno, chicos. Hemos llegado al final, no quise poner más detalles, porque esos me los guardo, ya saben por qué. Más tarde estaré revelando la portada del tercer libro💙
Gracias por llegar hasta aquí🩵
Erin
Las olas del mar en Tenerife me calmaban, la puesta de sol se abría paso entre las nubes pintándolas de colores, hoy era nuestra última noche aquí luego de unos meses viviendo en una casa que Sasha compró. Le dije que bastaba con alquilarla, pero se negó rotundamente. No lo contradije. Nuestra luna de miel había durado demasiado y se sintió como un sueño, algo a lo que no quería renunciar. Dasha estuvo con nosotros todo este tiempo, no queríamos desperdiciar ni un solo momento de su crecimiento, mi niña era sana y deslumbrante, una luz que complementaba nuestra felicidad.
Era tan feliz al lado de Sasha y mi hija, que ni siquiera podía recordar cómo se sentía el dolor.
Suspiré y me abracé a mí misma, recordando muy poco de la única ocasión que viajé con mi madre a este lugar que parecía un paraíso. Los recuerdos fueron casi nulos, mas los aprecié y atesoré, esforzándome por mantenerlos en mi cabeza del diario para no olvidarlos. Aunque al final de cuentas, podríamos crear más recuerdos, ahora también incluirían a mi padre, a mi esposo y a mi hija.
—Ya se ha quedado dormida. —Enseguida sus brazos me estrujaron desde atrás—. Ella es tan bella, tan tú.
—También es parecida a ti —murmuré, descansé las manos sobre las suyas.
Sasha me dio un beso en el cuello y enseguida di la vuelta para mirarlo.
—¿Te he dicho hoy lo mucho que te amo? —Efectuó una mueca y fingió estar pensativo mientras el viento le estiraba el cabello hacia atrás, alborotando la mata rubia y suave.
—No, creo que no —respondió. Depositó un beso en mi mejilla. Suspiré y abracé su cuello con los brazos, cautivada por el contraste que hacían sus ojos cuando reflejaban el mar en ellos.
—Gracias por este día, cada uno de ellos es perfecto —dije, sincera.
Apreciaba cada detalle que Sasha hacia por nosotras. Había dejado los negocios por bastante tiempo para disfrutar estos momentos como una familia, lo más importante era Dasha, se volvió todo para él, quería seguir cada paso en su crecimiento sin perderse de nada. Obviamente estábamos conscientes de que esto no duraría para siempre, tarde o temprano regresaríamos a Rusia, Sasha retomaría su puesto como jefe de la Bratvá y yo trataría de llevar la vida lo más normal que pudiera.
Eran detalles que no me molestaban y con los que me hallaba mentalmente preparada. Sabríamos llevar un balance, encontraríamos el modo de hacerlo.
—Te dije que siempre te daría más de lo que esperas —recordó, sonreí comprobando que tenía razón.