Capítulo 23: La pasión entre nosotros.

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Erin

Pasé dos días sin ver a Sasha, resentía su ausencia, estúpidamente lo echaba de menos, pero también sentía paz de no tenerlo cerca; así me facilitaba las cosas y aminoraba un poco el deseo que crecía sin control dentro de mí, igual que ese sentimiento desconocido que no me soltaba cuando nos encontrábamos juntos.

Esa misma noche permanecí hundida en mis pensamientos, traté de ahondar en mi mente en busca de respuestas, pero lo único que obtuve fue un dolor de cabeza que no se había ido. Sin embargo, esta mañana desperté exaltada después de haber tenido un sueño, aunque más bien pareció un recuerdo, un recuerdo con Sasha, lo cual era improbable que haya sucedido, incluso así, lo sentí real.

No paré de pensar en ello, de verme sentada debajo de aquel árbol con Sasha acompañándome, él sonreía de verdad, no había maldad en sus orbes, la oscuridad estaba ahí, pero daba la impresión de que la luz que iluminaba el azul de sus ojos era más fuerte que ella. Todavía percibía el roce de sus dedos a través de mi cabello, el calor que se acentuaba con el sol y como me recorría entera. Solo experimenté paz, mucha de ella, por eso sabía que era imposible que se tratara de un recuerdo, Sasha solo traía caos a mi vida.

—Siempre preparas mi comida favorita —comenté hacia Carlos. De nuevo regresó y su cercanía me provocaba tranquilidad, de alguna manera irracional me sentía protegida cuando estaba aquí.

—En algún momento te aburrirás de ella —dijo, me dedicó una sonrisa amable y puso más comida en mi plato al ver que acabé con la primera ración en tiempo récord.

Me dio la espalda y lo vi recoger todo lo que ensució. Me resultó interesante como a pesar de hacer y deshacer en la cocina, seguía luciendo su ropa impoluta. Me gustaba como se veía de traje, siempre elegante y serio, pero en sus ojos resaltaba esa chispa de amabilidad que solo aparecía conmigo. Vagamente me pregunté si Carlos era igual que Sasha, si también secuestraba y asesinaba.

—¿Cuánto tiempo llevas al lado de Sasha? —Me atreví a preguntar, esperaba tener algo de suerte y obtener respuestas.

—Desde que era un adolescente —respondió, dándome una invitación para seguir indagando.

—¿Sabes si él y yo nos conocimos en algún momento? —Indagué, yendo más allá de lo que debería, arriesgándome mucho.

Carlos detuvo sus movimientos de forma abrupta cuando terminé de hablar, el cambio fue repentino, se quedó estático, sin volverse a verme.

—¿Por qué habrían de conocerse? —Repuso, continuando con lo que estaba haciendo.

—No lo sé —llevé un bocado a mi boca, temblaba ligeramente, tenía un nudo en el estómago—, hay mucho de mi pasado que no recuerdo y a veces tengo sueños que me dan la impresión de no serlos.

—Sueñas con Sasha. —Tragué despacio. Se me facilitaba hablarle cuando no me dedica su inquisidora mirada.

—Toda mi vida, solo que hasta haces día supe que se trataba de él. Siempre fueron pesadillas donde lo veía como mi verdugo, y parece que no me equivoqué.

Carlos me enfrentó, en sus ojos había enojo y frustración, el musculo de su mandíbula tenso.

—No siempre lo que ves, es lo que es —murmuró entre dientes—, la mente es fácil de manipular cuando es joven.

—¿A qué te refieres?

Relajó su semblante, apretó los parpados por unos segundo antes de mirarme; a paso lento se acercó a mí.

—Sasha no es un monstruo, Erin, ha actuado como uno porque eso se requiere de él, pero hay mucho más debajo de esa faceta. —Me tocó la mejilla en un gesto paternal que me tomó desprevenida—. Nunca lo vi interesado en una mujer como lo ha estado contigo, eres especial para él, solo que aún no lo acepta.

Perverso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora