Capítulo # 2

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Estamos en el baño entre carisias y besos, quitándonos la ropa mutuamente esperando que la bañera se llene.

—Hoy fue muy agotador, pero un gran día para nuestro hijo ¿no lo crees?

-Sí, si lo creo. —Cuando me contesta se le llenan los ojos de orgullo, alegría y se le forma una sonrisa en los labios que le llega hasta los ojos al recordar—. Ver sus ojitos como se abrieron llenos de sorpresa y felicidad cuando entramos a su recámara cantándole el feliz cumpleaños y su pastel con las dos velitas encendidas fue increíble. Es la primera vez que veo que mi hijo se despierta tan rápido y sin protestar, es tan pequeño aún y ya se nota que le gusta mucho estar en la cama como a su mamá.

—¿Me está diciendo floja señor Grey? —le pregunto con un tono como si estuviera indignada.

—Noooo, no me atrevería señora Grey —me contesta con tono burlón—. Yo no pienso que a usted le guste la cama solo para dormir, muchas veces ha estado en ella y no precisamente durmiendo.

Pasa su mano por mi entrepierna rosando mi sexo provocando que suelte un gemido.

—¿Sabes qué fue lo que más me gustó? —Niega con la cabeza—. Cuando vio el tren que le regalaste, lo emocionado que estaba, no podía creer lo que sus ojos veían. Sinceramente pensé que le iba a hacer caso dos minutos nada más. Pero no, permaneció sentado en tus piernas casi una hora contemplando como andaba el tren por las vías para adelante y para atrás, pasando por los puentes y haciendo las paradas en las estaciones. El problema fue cuando lo quiso manejar y te quitó el control. Parecían dos niños pequeños peleando por el juguete. Tu hijo es tan controlador y gruñón como tú —le digo esto, dándole un beso rápido en los labios, tocando la punta de su nariz con mi dedo y dándome la vuelta para cerrar el grifo y meterme en la bañera.

Christian solo se queda parado sorprendido por mi comentario con la boca abierta literal y los ojos abiertos como platos. Touché señor Grey. Reacciona rápidamente, pega un gruñido y se mete detrás de mí.

Estamos disfrutando del agua, sinceramente esta fue una gran idea. Tengo la cabeza recargada en su pecho, mientras Christian lava y acaricia mi cuerpo dándome al mismo tiempo un relajante masaje.

—Mmmmmm que bien se siente.

—Estamos para complacer señora Grey.

Bueno pues si estamos para complacer ahora es cuando.

—Christian tengo que decirte algo.

—¿Qué pasa Ana?

—En dos días tengo que estar en Nueva York —le digo esto lo más rápido que puedo. Siento como todo su cuerpo se tensa.

—No Anastasia, no pedes viajar a Nueva York.

—¿Pero por qué no?

—Porque no y punto.

Giro mi cuerpo dentro de la bañera para quedar de frente a él. Aunque con dificultad, ésta es más grande que la que teníamos en el Escala, pero con mi vientre de embarazada me cuesta un poco más de trabajo.

—No sé el motivo por el cual no puedo ir a Nueva York. —Miento descaradamente. Sé perfectamente porque Christian no quiere que vaya, por mi embarazo claro está.

—¿Es en serio? —dice con el ceño fruncido y señalando mi vientre con la mano—. Llevo dos semanas diciéndote que ya no quiero que trabajes tanto y ahora tú me sales con que quieres hacer un viaje a Nueva York. —Su tono ya es molesto.

—Christian si no voy ahora no podré ir después. Tú estuviste presente cuando la doctora Greene me dijo que a partir del próximo mes ya no podré hacer este tipo de viajes —digo irritada—. Hay muchas cosas que tengo que supervisar en Nueva York entiéndelo por favor.

—Puede ir Hannah.

—NO, POR SUPUESTO QUE NO PUEDE IR ELLA. ESTE ES "MI" PROYECTO —le digo alzando la voz considerablemente y remarcando la penúltima palabra.

—No me grites Anastasia. —En sus ojos puedo ver ira. Debo de tranquilizarme porque así no conseguiré nada. Respiro profundo y saco el aire como en mis sesiones de psicoprofiláctico.

—Tú sabes que la sucursal de la editorial en Nueva York es "muy importante" para mí. —Las palabras muy importante se las remarco—. Cuando me regalaste Grey Publishing yo no quería, tenía pánico que fracasara, pero trabajé muy duro para que esto no ocurriera... Me interrumpe rápidamente.

—Eso lo sé y yo mismo te dije que lo lograrías porque desde un principio he confiado en ti Anastasia.

—Y gracias a tu confianza, tus consejos y sobre todo a tu apoyo lo he logrado. Pero el negocio ya estaba allí. —Se me queda mirando con extrañeza y el ceño fruncido—. No me entiende. —Yo me siento como si me hubieran invitado a un banquete, al cual llegas y ya está todo puesto. Elegantes manteles sobre la mesa, la loza y la cristalería en orden, la deliciosa comida con diferentes platillos listos para servirse y ser degustados.

—Pues te sientas, comes y punto —espeta esto—. No entiendo cuál es el problema. Además tu misma lo has dicho, has trabajado muy duro para sacar la editorial adelante. Tu búsqueda y apoyo a autores nuevos con ideas frescas; como este chico Boyce Fox que ha sido todo un éxito, está en la lista de los más leídos del New York Times. La implementación de los libros electrónicos también fue idea tuya, estás teniendo ganancias en estos tiempos tan difíciles por los que está pasando la economía del país. Por eso acepté tu idea de la sucursal de Nueva York. Todo lo has logrado por ti misma. ¿Qué más quieres Anastasia?

—Eso es como si yo hubiera llevado el postre y una botella de vino al banquete. —Se encoje de hombros y recarga la cabeza en la orilla de la bañera para ver al techo. Suspiro porque sé que estoy perdiendo esta batalla.

—Entiende Grey Publishing Nueva York es como.... ¡Si fuera otro bebé para mí!

Se incorpora rápidamente y me ve como si me hubiera salido otra cabeza.

—Y POR ESO QUIERES PONER EN RIESGO LA VIDA DE NUESTRA BEBE DE CARNE Y HUESOS -dice furioso-. POR UN "BEBE" —Hace comillas con sus dedos cuando pronuncia esta palabra— COMO TU LO LLAMAS; POR UN NEGOCIO, ALGO MATERIAL QUE VIENE Y VA. ¡POR DIOS ANASTASIA! —Se pasa la mano por el cabello y lo jala.

Bajo la mirada a mis manos que estoy jugando con ellas. Un nudo se forma en mi garganta estoy a punto de llorar. No me estoy dando a entender.

—Grey Publishing Nueva York es para mí, como la primera empresa que compraste para formar Grey Enterprises Holdings, Inc., o cuando inauguraste las oficinas en Grey House —digo susurrando—. Jamás arriesgaría la vida de nuestra hija por algo material. Eso es algo que a mí no me interesa y tú lo sabes. —Mi voz se escucha quebrada cuando digo esto. Lágrimas empiezan a salir de mis ojos. No puedo controlarme más y empiezo a llorar.

Christian suspira frustrado, se pasa las manos por la cara. Y se pone de pie.

—Ven vamos a salir de la bañera, el agua ya se está poniendo fría y no quiero que te enfermes. —Me tiende la mano para que me ponga de pie.

—Espera acá –ordena.

Sale  y se pone una toalla. Agarra otra y me extiende la mano para ayudarme a salir de la tina. Me cubre los hombros con esta y yo la agarro para enrollarla en mi cuerpo. No puedo dejar de llorar.

Esta batalla la perdí.

Hasta el próximo......

Gloria

Sombras y LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora