Capítulo # 3

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PV Christian

Seco lo más rápido que puedo mi cuerpo, cuando termino amarro la toalla en mi cintura. Me acerco a Anastasia que está enrollada con otra y no deja de llorar. Me parte el alma verla así, es algo que no soporto y más si sé que es provocado por mí.

—Shhh, tranquila Ana no te pongas así por favor. Te hace daño y le hace daño a la bebé. —La abrazo por atrás, subo y bajo mis manos por encima de la toalla para que este movimiento la ayude a secarse. La volteo, la abrazo y le doy un beso en la cabeza.

—Anda sécate rápido y ponte el pijama para que nos vayamos a la cama a descansar. —Trato que mi tono de voz salga suave. La verdad es que aún sigo muy enojado pero alguien tiene que calmar los ánimos. Ella asiente con la cabeza. Toma su albornoz y se lo pone.

Los dos nos acercamos al lavamanos he instintivamente nos empezamos a lavar los dientes. La contemplo a través del espejo, sus ojos no voltean a verme. Sé que sigue enojada y muy sentida conmigo.

La dulce y temerosa Anastasia que en el pasado me demostró que por ofuscarme la había cagado muchas veces, ahora se ha vuelto más aguerrida. Con los años la verdad es que ha madurado y aprendido mucho sobre el manejo de la editorial. La ha impulsado de tal forma, que debo reconocer que ha superado mis expectativas.

Salgo del baño, me pongo mi pantalón del pijama y me meto a la cama. Ella sale del baño y se mete al vestidor yo creo que a buscar su pijama o qué sé yo. Pero puedo asegurar que en estos momentos lo que menos quiere es acostarse a mi lado. Suspiro profundamente y pongo mi brazo sobre mi cara.

Las últimas palabras que me dijo resuenan en mi cabeza, se perfectamente que lo económico o lo material no es lo que le interesa me lo ha demostrado una y otra vez. Desde que se le ocurrió la idea, hace diez meses, de abrir una sucursal de la editorial en Nueva York, la verdad es que la vi más entusiasmada que nunca. Cinco meses después nos enteramos que estaba embarazada nuevamente, se puso feliz, ella tenía muchas ganas de tener otro hijo.

Empezó a trabajar con más bríos. Porque Ana quiere inaugurar la sucursal el 3 de noviembre** y ser el primer negocio en abrir sus puertas en el nuevo World Trade Center. Un majestuoso edificio que se está construyendo para sustituir al anterior destruido por los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Le he pedido infinidad de veces que descanse, que disminuya el ritmo de trabajo, pero su respuesta siempre ha sido la misma, no. Que le hace falta el tiempo para dejar todo listo antes de que la bebé nazca y poder disfrutarla.

¿Quién soy yo para obstaculizar sus sueños? Aún recuerdo cuando mis papás me dijeron que no me apoyaban con la idea de dejar la universidad y fundar mi empresa. Todavía me duele que mi propia familia no me haya apoyado y recibir ayuda de otra persona.

Me estoy comportando como un auténtico cretino con Ana.

Sale del vestidor con los ojos rojos de haber llorado tanto.

Perdóname nena.

Levanto las sábanas para que se acueste. Ella me voltea a ver dudosa. Estiro el brazo y con mi otra mano toco mi pecho en señal de que quiero que se recueste sobre mí. Titubea un poco, sin embargo gatea sobre la cama y hace lo que le indico.

Buena chica.

La pego lo más que puedo y respiro el aroma de su cabello.

—¿Cuánto tiempo te vas a ir?

Ana levanta la cabeza rápidamente y me voltea a ver, veo en sus hermosos ojos azules un brillo intenso, limpio con mi pulgar las lágrimas que estaban escapando de ellos.

Sombras y LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora