Sombras y Luz

Capítulo # 32

PV Chriatian

Después de la plática que tuve con Ted en el catamarán aquella noche, me quedó muy claro que tenía que cambiar muchas cosas. Debía quitarme de encima esa tristeza, melancolía y dolor que transpiraba por cada uno de mis poros, debía salir de esa maldita depresión a como diera lugar. De lo contrario no lograría que mi hijo fuera completamente feliz. Lo que si tengo muy claro es que nunca me volveré a casar, esa no es una opción, pero haré lo que sea necesario para sentirme completo, despertar o revivir al hombre que se fue junto con el amor de mi vida.

Durante las vacaciones de mi hijo a Georgia hablé con Elliot, le expresé mi miedo de volver a practicar el BDSM porque no quiero volver a convertirme en un sádico, así que me aconsejó que lo hiciera de la forma tradicional, que saliera con otras chicas que no pertenecen a ese mundo. Kate se ofreció a presentarme una amiga del trabajo, con la cuál fui a cenar una noche. La chica es muy guapa, justo como a mí me gustan, castaña, de ojos verdes, con un cuerpazo y sobre todo muy inteligente. Pero la cita fue un rotundo fracaso, platicamos y nos la pasamos muy bien, pero ella no despertó nada en mí, no hizo que me olvidara de Ana ni por un momento, así que no la volví a ver más.

Con la insistencia de John y Elliot que debía tener nuevamente relaciones sexuales con una mujer y el fracaso de la cita decidí ir al Infierno únicamente para tener sexo duro, pero sin castigos y golpes que dañen a la otra persona. Por ningún motivo volveré a utilizar mi cuarto de juegos en el Escala, ese lugar tiene tantos recuerdos encerrados de Ana y míos que no quiero, pero no puedo arriesgarme a ser visto y que la gente sepa de mis gustos sexuales, ya no soy aquel chico desconocido por el mundo. Ahora soy Christian Grey, un multimillonario reconocido a nivel mundial y padre de un niño; así que todos los arreglos y pagos los realiza Taylor, para entrar lo hago por una puerta diferente a la de todas las personas que acuden a este sitio, me proporcionan un cuarto exclusivo en donde me cambio, el cual está pegado al lugar donde voy a realizar la sesión y tiene una puerta que los comunica. Tanto el señor Cooper dueño del negocio, como las chicas y empleados firmaron contratos de confidencialidad. Nos cercioramos de todos los cuidados de limpieza, seguridad y sobre todo salud y cuidado de las mujeres. Mis reglas son muy claras, las chicas deben ser castañas, no me interesa saber sus nombres, no quiero ver sus ojos, no habrá ningún tipo de beso y jamás quiero repetir con una mujer.

Con la primera chica al entrar al cuarto, me sentí bien al verla es su posición de sumisa, volví a sentir la satisfacción del poder y control que tiene un dominante. Al atarle el cabello en una trenza como es mi costumbre las cosas empezaron a cambiar, éste no era delgado y suave como el de mi Ana, le puse los grilletes para ponerla frente a la cruz de san Andrés, al ver su cuerpo desnudo no sentí nada, no provocó la mínima reacción en mí así que decidí terminar con la sesión.

La segunda vez que fui iba decidido a darle placer a la mujer con la que estuviera en caso de que no despertara nada en mí, ya que siempre disfruté mucho el provocar la satisfacción de mis sumisas. Pero aunque lo intenté no pude, al tocar su cuerpo con las manos sentía que estas me quemaban y cuando toqué su sexo sentí mucho asco, ni siquiera tuve la amabilidad de desatarla de la cama donde la tenía, le pedí a Taylor que diera la orden que alguien más lo hiciera.

Le platiqué a Flynn todo lo que me había sucedido. Me dijo que mi gran problema es que todo el tiempo tengo a Anastasia presente, que hago la comparación con ella y eso es lo que me impide seguir adelante. Me prohibió darme placer pensando en mi Ana, mínimo por un mes, para que mi necesidad y deseo físico aumentara, posteriormente buscara obtener placer con una mujer.

Octubre 4 de 2019

Este mes ha sido más que pesado, el no poder tener un desahogo físico ha aunentado considerablemente mi nivel de estrés aunque he hecho más ejercicio de lo acostumbrado esto no me ha servido. Si a esto le sumamos que mi mano derecha Ross se ha ido a unas merecidas vacaciones por un mes con su pareja Gwen a recorrer toda Asia y que Joliet Dahl ya me tiene hasta la madre, se ha convertido en un molesto grano en el culo, su afán de hablar conmigo por video conferencia una o dos veces al día es un gran fastidio, me ha pedido infinidad de veces que vaya a Londres, trato de llevar la fiesta en paz; quiero terminar lo antes posible el barco para su compañía y nunca más tener algún tipo de trato ni con ella, ni con su padre. Es una lástima porque con él he hecho grandes negocios, pero prefiero mi tranquilidad y la de mi familia a los millones que pueda ganar.