Capítulo # 41

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PV Samantha (Anastasia)

Entro a la habitación de huéspedes con el corazón desbocado, la primera noche dormí en la que le asignaron a mi hija, ya que estamos acostumbradas a hacerlo juntas, pero desde ayer preferí quedarme acá. Estoy tan triste y deprimida, no quiero que mi pequeña me vea llorar y en este estado.

Me tumbo sobre la cama, llevo la mano a la comisura de mis labios en donde hace tan solo unos minutos Christian me beso, cierro los ojos para recordar ese momento. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué me besó así? Este hombre provoca tantos sentimientos en mí y tan contradictorios. Desde que lo conocí en el Infierno no he podido sacarlo de mi mente, la primera vez fue maravillosa. Claro Samantha te llevó al cielo con esos dos espectaculares orgasmos. Tapo mi cara con ambas manos, no debo pensar en eso, tan solo recordarlo me excita mucho.

Sus ojos me fascinan, me hipnotizan. Cuando me pidió que lo mirara en ese lugar me sorprendí, eran los mismos ojos grises penetrantes que desde hace cuatro años me persiguen en mis sueños. Ahora lo comprendo todo, es el mismo hombre que vi en el mirador de Nueva York con el niño. Ese día se estaba celebrando el aniversario de una editorial en el World Trade Center, Ted me contó que su papá tiene una allá. Suspiro.

Por otro lado me da ¿Miedo? Si, debo admitirlo, el mismo lo dijo. No creo que sea un monstruo, pero su forma de ser y lo que me hizo en el Infierno. Mi cuerpo se estremece solo de recordarlo. Me intimida mucho y en algunas ocasiones me provoca temor y desconfianza.

Voy al baño para lavarme antes de dormir. Veo reflejado en el espejo mi rostro con esa espantosa cicatriz y mis ojos. Desde hace muchos años que no veo bien, ellos han perdido su color, están enfermos y espantosos. ¿Quién puede fijarse en ti Samantha? Tú si eres un monstruo. Las lágrimas corren por mis mejillas.

Octubre 20 de 2019

Me despierto con el ruido de que alguien está tocando la puerta insistentemente.

-¿Señora Broock?- Toca nuevamente, es la señora Taylor. -¿Señora puedo pasar?- Su voz se escucha preocupada.

-Pase.- Tapo con las cobijas mi cuerpo. Cuando abre la puerta y me ve, noto alivio en su rostro.

-Pensé que le había pasado algo, llevo mucho tiempo tocando la puerta.- Suspira. -Buenos días señora.- Me muestra una gran sonrisa.

-Buenos días señora Taylor.- Sonrío apenada. -Perdón estaba profundamente dormida.-

-Ahora le traigo el desayuno.-

-No es necesario, la verdad estoy muy apenada con usted, van varias veces que me ha subido los alimentos y no es correcto. Además yo no estoy acostumbrada a este tipo de atenciones.-

-Señora yo estoy para servirle, a mi no me molesta hacerlo. Al contrario me da mucho gusto que usted y su hija estén acá.- Veo que sus ojos se llenan de lágrimas. Los cierra y respira hondo. -Entonces la espero abajo para servirle el desayuno.-

-¿Mi hija ya se levantó?-

-Si señora hace como media hora que los niños ya desayunaron ahora están viendo caricaturas.- También quiero saber donde está Christian.

-¿El señor Grey ya desayuno?- Sonríe con picardía. Qué vergüenza creo que se dio cuenta.

-Si señora, el señor desayunó muy temprano y salió. Por cierto, mandó unas cosas con uno de los chicos para usted y la pequeña, en seguida se los traigo.-

-No es necesario ahora que baje me las da.- Asiente.

Desayuno un poco de fruta con yogurt, no me apetece nada más. Estoy moviendo mi té cuando me acuerdo del detalle que tuvo el señor Grey anoche conmigo. El mismo sabor y lo preparó muy flojo justo como a mí me gusta. ¿Cómo pudo saber eso?

Sombras y LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora