Sombras y Luz

Capítulo # 47

Noviembre 1 de 2019

PV Anastasia

La luz del sol entra por las ventanas, estoy sola en la habitación, todo el cuerpo me duele siento como si me hubiera arrollado un tren de mercancías. Enterarme que en realidad soy Anastasia me dolió mucho, cinco años estuve lejos de las personas que realemente me quieren, aguantando desprecios y humillaciones de un hombre que es un miserable, que me amenazaba todo el tiempo con quitarme a mi hija, que ni siquiera es suya, que la golpeaba y maltrataba a mis espaldas.

También me duele mucho mi hijo, me perdí muchos años de su vida. Por más que trato no puedo recordar nada. Anoche cerré mis ojos, Christian pensó que me había quedado dormida, pero en realidad lo que estaba haciendo era tratar de que a mi mente viniera algo, un destello de lo que viví con él, pero nada.

Mi niño querido, me prendé de él en cuanto lo vi, fue un bálsamo para mis problemas en ese momento. Por una parte me encantaría decirle que soy su madre, pero debo esperar un poco ni siquiera yo misma asimilo esta noticia aún no puedo creerlo.

Christian Grey ese hombre hermoso que me cautivó con esos ojos grises tan profundos, el que yo pensaba que era un imposible para mí, es mi esposo y me ama, tanto como yo lo amo a él.

Tenía tanto miedo que me rechazara, que se burlara y me humillara cuando me viera desnuda. En ningún momento vi asco o repulsión por parte de él, lo que pude notar fue dolor en su rostro cuando me vio, pero inmediatamente su mirada se dulcificó. En un principio fue tan tierno y gentil conmigo, pude sentir cuanto le gusta mi cuerpo aún con las cicatrices cuando lo beso y lo lamio con tanta ternura y adoración, después con tanto deseo y pasión. Cuando llegamos a nuestro orgasmo él se contuvo en gritar mi nombre, como lo hizo en el Infierno. Aquella vez me sentí muy mal cuando lo escuché, porque me di cuenta que en realidad el pensaba que estaba con otra mujer. Esta vez fue diferente, sabía que todo lo que estaba sintiendo era por mí, pero había algo que lo detenía.

Fue tanta mi sorpresa cuando me dijo que soy Anastasia, sentí mucha angustia, miedo, dolor, sufrimiento y desesperación por no saber quién soy, aún lo siento, el no saber nada de mi pasado me tiene muy mal. También me preocupa mucho que ya no sea la misma mujer de la que todos me han hablado.

Ni siquiera sé cómo era antes, de lo que estoy segura es que no soy la mujer valiente y segura de sí misma de la que me han platicado. Ahora todo me da terror. Ayer me dijo que me amaba, yo lo sentí. Es un experto en el sexo, hizo vibrar cada parte de mi cuerpo. Siento como mi vagina se humedece. Pero sus besos y caricias me demostraban más. Christian podría estar enamorado de un espejismo y no realmente de mí.

Se abre la puerta de la habitación.

-Buenos días señora Grey.- Sonrío cuando veo a Christian entrar con una charola. -¿También te causa gracia que te diga así?-

-Se me hace extraño.-

-Pues tendrás que acostumbrarte.- Me da un beso en los labios y coloca la charola sobre la cama. -Vamos a desayunar muero de hambre.- Muerdo mi labio inferior. Yo también tengo hambre pero no precisamente de comida. El recordar todo lo que vivimos anoche y verlo tan guapo, ya bañado y vestido ha puesto mi libido al máximo. -No te muerdas el labio.- Lo toca con su dedo. -Sabes lo que provoca en mí, deseo estar dentro de ti otra vez.- Cierra los ojos y niega con la cabeza. -Come.- Me ordena. Lo veo sorprendida. Como puede ordenarme que coma algo si acaba de decirme que desea tanto como yo hacer el amor.

-Debes de comer.- Su voz se escucha seria. -Estás muy delgada y tienes una anemia terrible.- Hace un mohín. -Además nos están esperando en casa.- Frunzo el ceño. -Tus padres quieren verte y hablar contigo.- Llevo las manos a la boca y se me llenan los ojos de lágrimas. No me acuerdo de los seres que me dieron la vida. -Hey tranquila nena, poco a poco vas a ir recordando a todos.- Pasa un mechón de cabello detrás de mi oreja y me ve con mucha ternura. Asiento. Tomo un pan tostado y le unto mantequilla.