Sombras y Luz

Capítulo # 55

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PV Christian

Nos separamos del gran abrazo familiar, nuestros ojos están llenos de lágrimas. Espero que de ahora en adelante solo sean de felicidad.

-Hay algo más que debo decirles.- Siento a mis dos pequeños en mis piernas. -Muy pronto princesa tu nombre va a cambiar. Phoebe Grey Steele es el nombre que te corresponde. - Los ojos de mi hija se abren sorprendidos.

-¿Entonces no soy Eloise? ¿No entiendo?- Hago un mohín. ¿Cómo voy a explicarle a mi hija cuestiones legales? Veo a Ana, ella solo asiente para que siga hablando.

-Eloise Adams Broock no debe de ser tu verdadero nombre. Ese te lo puso Scott.- Mi hija frunce la nariz. -Tu mamá y yo habíamos pensado que te llamaras Phoebe. Y como eres mi hija tu apellido debe de ser Grey como el mío. Steele era el apellido de tu mamá cuando no estaba casada conmigo. Tu abuelo Carrick está trabajando para que se cambie tu nombre en el registro y en todos tus papeles.- Se queda pensando.

-Phoebe.- Dice mi hija, aparece una sonrisa en su boca. -Me gusta.-

-¿Ya le puedo decir así?- Pregunta Ted.

-Si ella quiere, si.- Mi hija asiente. -El problema podría ser en el colegio, allí aún no lo saben.-

-Allí le puedo decir lagartija.- Lo veo muy serio.

-No quiero que le digas lagartija a tu hermana.- Ted se ríe.

-Es una broma papá.- Niego con la cabeza.

-Ahora quiero enseñarles algo.- Salimos de la recámara de mi hijo y vamos hasta el cuarto de Phoebe. Abro la puerta. -Esta es la habitación que realmente te corresponde hija.- Ana lleva la mano a la boca y abre los ojos muy sorprendida. -¿Qué pasa?-

-Muchas veces soñé con este cuarto.-

-Tú y yo lo planeamos y lo acomodamos con mucho cariño y esmero dos semanas antes del accidente, decías que no te iba a dar tiempo después con todas las cosas que tenías que hacer y querías estar preparada para recibir a nuestra pequeña. Igual hicimos con la habitación de Ted. Hace unos años la remodelamos a su gusto. Princesa es un cuarto pensado para una bebé o una niña muy pequeña, ahora tú ya eres más grande, así que debes de pensar cómo quieres que sea tu habitación para que la cambiemos.- Sus ojos están muy abiertos y sorprendidos, lo único que hace es asentir.

-¿Alguna vez soñaste conmigo?- Pregunta Ted. La expresión de los ojos de Ana cambia inmediatamente, reflejan tristeza. Baja la cabeza y niega. Sé que lo que más le duele como madre es no poder recordar nada de su hijo. Nuestro pequeño se acerca a ella y la abraza.

-No importa, ya te acordarás.- Le sonríe. El gran corazón y la nobleza de mi hijo es algo que siempre he admirado.

Bajo y me voy directamente a la cocina, quedamos que en lo que yo les leía y acostaba a los niños, ella recogería lo de la cena. Está de espaldas acomodando unas cosas. La abrazo y le doy un beso en el cuello.

-Hola.- Le susurro al oido. Se retuerce un poco y ríe. -No tuve la oportunidad de saludar a mi mujer como es debido cuando uno llega de viaje y después de extrañarla tanto.- La volteo y me apodero de sus labios.

-Wow.- Dice Ana cuando nos separamos. -En verdad me extrañaste.-

-Te extrañé mucho y lo que más deseo en este instante es perderme en tí, así que deja todo esto y vamos arriba.- Me ve dudosa.

-¿En verdad lo deseas?- Le acaricio la mejilla.

-Ana tengo más de una semana deseando este momento.- Hace un mohín.