Quince.

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 Tres días más tarde, por fin, la dejan salir con la condición de hacerreposo y volver en dos semanas para una revisión y algunas pruebas.También tiene que tomarse un montón de pastillas y Jack ya está delos nervios por que en la farmacia le hacen esperar demasiado. Paraser policía y agente de las fuerzas armadas de Estados Unidos lotiene todo, para ser tío y hacer recados es otra historia.

- ¿Como te encuentras? - Danny, Kono y Grace la miran con una sonrisa.

- De maravilla, en serio. Estaba deseando salir de aquí.

Juntos suben a la furgoneta de Jerry, que la saluda conuna sonrisa y una conversación recurrente sobre las últimasnoticias alienígenas de las noticias. Ella le contesta de vez encuando mientras Danny intenta que dejen el tema para hablar decualquier otra cosa:

- Son tonterías, Jerry. ¡Dejalo!

- Ya me lo dirás cuando veas que todo lo que digo es cierto. - dice muy serio - Yo nunca miento con estas cosas.

Grace ríe y deja caer la cabeza sobre el hombro de su padre, él le da un beso y luego mira a Margo, que observa el mundo por la ventana como si fuese la primera vez que lo hace. Lleva una semana sin salir de la habitación de hospital y está deseando poderllegar a su piso nuevo donde instalarse y hacer vida normal duranteunos días.

- ¿Tan lejos vivo ahora?

- No es eso, es que primero pasaremos por las oficinas del cinco-cero. ¿Te importa?

La piel se le eriza y siente un pequeño nudo en lagarganta, respira hondo y asiente con una sonrisa, quitándole hierroal asunto. Que no haya visto a Steve des de hace tres días - en esemomento tenso contra la camilla – no tiene que suponerabsolutamente nada. Puede con eso, tampoco es para tanto.

Llegan pocos minutos después, aparcan en la puerta ysalen de la furgoneta. Grace se ha puesto a hablar con Margo sobretonterías y ella le explica contenta las ganas que tiene de comerlasaña, ambas se ríen. Kono, Jerry y Danny van detrás. Entran enel ascensor y presionan el botón del penúltimo piso más alto, eldel cinco-cero.

- Buenos días, Han.

El hombre de seguridad sonríe a Kono y les deja pasar,saludándoles con amabilidad.

- Todavía no me habéis dicho que hacemos aquí..

- Chin tiene que darte un par de papeles que firmar y Jerry tiene que hablar con Steve.

- Ah..

No dice nada más y entran en grupo hacia la gran oficina con la pantalla gigante y pequeñas salas a los lados. Ya haestado allí un par de veces. Chin les da la bienvenida con unasonrisa y le pregunta a Margo que como está, a lo que ella contestalo mismo que a sus compañeros. ¿Como no va a estar bien si ya eslibre? Le duelen las costillas, sí. Todavía no le han quitado losvendajes y aún se marea de vez en cuando por los golpes y la muchaagua que tuvo que tragar, pero eso no es nada comparado con lascomidas de hospital y toda esa gente enferma de arriba para abajo.Que mal lo ha pasado..

- ¡Hola, chicos! - la voz de Steve la hace cerrar los ojos un segundo – Naele, espérame en el despacho.

Al escuchar eso se gira automáticamente, cruzandomiradas con un chico de su edad – más o menos – bastante moreno,tanto de pelo como de piel, con unos ojos marrones que la observanantes de mirar a Steve, que también la está mirando. Se saludan brevemente con un movimiento de cabeza y el chico obedece y se va al despacho, des de donde siguen mirándose de vez en cuando tras los cristales.

Se ha pasado diez minutos leyendo papeles con Chin yfirmando cosas mientras el resto hablaba sobre el caso y Patrick, alque han conseguido imputarle cuarenta y dos años de condena graciasa las fotos de Margo y sus declaraciones. Se siente tan bien.. Yencima le han dicho que en dos días convocarán una fiesta paraconmemorarla. ¡A ella! Está contentísima.

- Por hoy creo que ya está bien, seguro que tienes ganas de llegar a casa.

- Pues si.. - sonríe – Tengo curiosidad por saber como es el piso nuevo, ya sabes.

- Yo ya lo he visto y está muy bien, a dos calles de la playa y con un balcón en una de las habitaciones.

- Esa va a ser la mía.. - se echa a reír y se levanta, dejándose acompañar por Chin hasta la puerta.

Jerry ya la está esperando para llevarla a casa y Gracellega diciendo que tiene muchas ganas de ver su piso también cuandoesté acabado y que un día tienen que cenar juntas una hamburguesa.Margo no se queja en absoluto, en cuanto haya puesto todas las cajasdonde tocan y llenados sus armarios Grace se quedará en casa adormir. Aunque mejor será esperar unas semanas, por que con el temadel secuestro y los narcotraficantes a Danny no va a hacerle muchagracia.

- Bueno.. Nosotros ya nos vamos – dice Jerry con una sonrisa.

- Sí, yo tengo que dejar a Grace en casa. - Danny se posiciona a su lado.

Margo levanta la vista para encontrarse a Steve apoyado en la mesa de mandos mirándola fijamente, como si pensase en algo demasiado profundo en estos momentos. Intenta que no se le note lo nerviosa que la pone eso y se despide de todos con una sonrisa,incluso del chico que hay tras los cristales, que también sonríe con tímidez.

Salen del edificio y se suben al coche justo cuando Jackla llama para saber donde está, se encuentran poco después en lapuerta y le enseña el piso. Es más grande que el anterior, aunquesolo un poco, y en una calle tranquila llena de casas con jardín,perros y niños. Parece un sitio tranquilo. Su habitación es más omenos igual, aunque tiene balcón – como le dijo Chin -, y la de sutío está al otro lado del pasillo, con el baño y una habitaciónmás entre medio.

- Tenemos dos baños, así que tu puedes quedarte con este y yo con el que hay al lado de mi cuarto.

- Perfecto.

Jack sonríe y la abraza.

- ¿Estás bien?

- Sí, con mucha hambre. - sonríe.

- Voy a prepararte algo de cenar.

Disfrutan de un momento íntimo y familiar intentando notocar el tema profesional, mucho menos si se trata de Margo atrapandoa una de las bandas de narcos más buscadas ni de lo mucho que desea– a pesar de eso – entrar en el cuerpo de policía de Hawaii.Esto es una cena ajena a todo lo malo y tenso que pasa en el mundo.

- ¿Te gusta el nuevo piso? No está nada mal, ¿eh?

- La verdad es que no, y tiene muy buenas vistas.

Jack asiente con una sonrisa.

- Eso si, estamos a dos calles de la playa. Podemos ir a surfear cuando quieras.

- ¡Eh, pues si! Me encantaría.

Siguen cenando mientras charlan sobre como amueblarlotodo y de que color quiere pintar su sobrina la habitación y elsalón. Como en estos días no tiene nada más que hacer y Jack no lava ha dejar sola mucho tiempo tendrá tiempo para hacerlo todo, noestá mal.

- Hay una tienda de cosas para el hogar a unas cuantas manzanas, podríamos ir mañana si quieres.

- Perfecto.

Sonríe y se acaba el plato para recoger. Su tío la ayuda y cada uno se va a su cuarto ha descansar, ha sido un díalargo y Margo quiere dormir en una cama que no sea la de hospital. Además, es más grande que la anterior y parece cómoda. Le gusta.



Misión: Infiltración.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora