Cinco;

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  Tumbada en el sofá del comedor de Steve no puede evitar volver a pensar en cómo empezó todo. Está allí, tumbada, mirando el techo sin poder dormir porque sus pensamientos no la dejan. Esta vez no truena ni llueve, todo está tranquilo, y no quiere pensar en cómo acabaron las cosas cuando durmió allí por primera vez. Patrick se la llevó y... Parpadea para dejar de lado los malos recuerdos y se levanta, lo mejor será que camine un poco para cansarse y poder dormir. Son las doce y media cuando mira el reloj por primera vez, pero no tardan en llegar las tres de la mañana y Margo sigue sin poder conciliar el sueño. No va a subir, por mucho que quiera. Se ha prometido a sí misma que las cosas van a ser distintas esta vez. Todo en su vida a serlo. 

Hay algunos marcos con fotos por el comedor: de la madre de Steve, de su hermana, del cinco-cero, Grace con Steve cuando era más pequeña... Y una foto de ellos poco después de que llegasen a la isla, su tío también. Junto a este marco, una foto de Steve junto a Katherine, ambos vestidos con ropa del ejercito. 

El crujir de los escalones la hace girarse, algo nerviosa: 

- ¿Tú tampoco puedes dormir? -sonríe de medio lado y se pasa las manos por el pelo- Llevo un buen rato tumbado en la cama mirando el techo y he pensado que... 

- ¿Qué? 

- Que podría ver si tú también estabas despierta. 

Se acerca hasta estar al lado de ella y observa las fotos como si no las hubiese visto nunca, como si no fuesen sus recuerdos... Su casa. A veces, después de tanto tiempo, siente que no pertenece a ella, y no le gusta. 

- ¿Sigues sintiendo algo por Katherine? 

La pregunta los pilla por sorpresa a los dos, Steve la mira con el ceño fruncido y Margo no entiende porque ha dicho eso en alto. Sus pensamientos han podido con ella, y el miedo de no hacer las cosas bien la sobresalta de nuevo. 

- ¿La verdad? Creo que siempre sentiré algo por ella, es muy importante para mí y hace muchísimo que nos conocemos. Viví con ella antes de que llegases tu, fuimos pareja durante diez años, y... No lo sé, es extraño. 

- Lo entiendo, no te preocupes. 

Steve se encoge de hombros. 

- Pero las cosas cambiaron cuando me di cuenta de lo mucho que me importabas tú, Margo. Espero que sepas que, por muchas cosas malas que parecen separarnos y que eres mucho menor que yo, llegó un momento en el que pensé que íbamos a estar juntos para siempre -ríe y niega bajando la cabeza-  Que idiota. 

Margo lo mira con la tristeza bañándole el rostro, esa conversación está llegando a un punto importante, pero potencialmente peligroso. ¿Y si ya no la quiere? ¿Y si ha pasado página? Sería de lo más normal, pero necesita que le dé una oportunidad. Solo una más... 

- ¿Y ya no lo piensas? 

- No lo sé, Margo. Ha pasado tanto tiempo... Dos años y medio desde que llegaste, ocho meses en un convento porque decidiste que lo mejor era irte... 

- Tú te fuiste con Katherine y lo dejaste todo aquí, incluyéndome a mí -hace una pausa y añade- En el peor momento.

- A una misión importante para el gobernador, ya lo sabes. 

- Marcharme era importante para mí, tú también lo sabes. 

Se quedan callados un momento, observando las fotos en medio de la noche. Solo la lámpara que Margo ha encendido antes junto al sofá los alumbra a duras penas, pero no quieren encender ninguna ni romper el momento de... ¿Discusión? Es extraño porque, aun discutiendo, siempre han sabido decirse lo que piensan sin hacerse demasiado daño -o intentándolo, al menos-. 

Margo se gira hacia él, tomando las riendas de la situación, y le pone una mano sobre el brazo. No hay nada que quiera más que entender lo que pasa, y qué Steve lo entienda también. 

- Quiero una oportunidad... Quiero ganarme tu confianza otra vez y hacer lo que no hemos hecho nunca. Quiero ser una... -carraspea nerviosa- Una pareja normal. Empezar quedando de vez en cuando, vernos con amigos, a solas... Y después... No lo sé, seguir hacía adelante. 

Se encoge de hombros y suspira, sea lo que sea que vaya a contestarle Steve, ella ya ha dicho lo que necesitaba. No hay marcha atrás, para bien o para mal, las cartas ya están sobre la mesa. 

- No digas nada ahora, ¿vale? Y... No voy a quedarme contigo, aunque haya habido un asesinato en el hotel, no puedes obligarme. Lo que sí que haré será cambiarme de hotel, si así estás más tranquilo, y te daré la dirección. No pienso agobiarte y aceptaré lo que sea que decidas al final, pero piénsatelo... Por favor. 

Lo único que hace Steve es suspirar, pasarse las manos por el pelo y plantarle un beso en la frente antes de subir las escaleras con lentitud y desaparecer en el piso de arriba. Vuelve a estar sola, pero esta vez ya puede dormirse. Aunque pone la alarma muy pronto para no encontrarse con Steve, tiene que hacer bien las cosas esta vez. 




Misión: Infiltración.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora