Vuelve a llover, una tormenta aún más fuerte y larga que la del díaanterior. Steve y Margo hablando en la cama, con una película defondo a la que ninguno de los dos presta atención, tienen cosas másimportantes que aclarar ahora mismo. Aunque no pueden luchar contralos pensamientos cariñosos con los que recuerdan la primera nocheque pasaron juntos:
- También llovía muchísimo..
- Sí, y tu te metiste en mi cama. - sonríe pícaro mientras revuelve los papeles.
Margo ríe y enarca una ceja.
- Y tu me dejaste..
- En eso tienes razón.
Se besan un momento y siguen leyendo e inspeccionandotodos los documentos que mañana tramitarán en el banco para lafortuna que su madre y su tío Jack le han dejado sin ni siquieraella saberlo. Más de ciento ochenta mil dolares.. Aún no puedecreerlo, y la muerte de su tío o el echo de tener que vivir conSteve sabiendo que su ex novia, con la que estuvo a punto de casarse,esté todavía en la isla tampoco. Una parte de ella desearía nohaber vuelto nunca, pero ahora ya no puede hacer nada para cambiarlas cosas, es demasiado tarde.
- ¿En que piensas? - susurra de repente.
- En.. Todo, supongo. Tengo que pagar el entierro de Jack y ni siquiera se como van estas cosas.
Steve la mira unos segundos con gesto serio, pensativo,y ordena todo el papeleo para meterlo en las carpetas. Las deja sobrela mesita de noche y vuelve a mirar a su chica para abrazarla ytaparla con las sábanas, luego apaga la tele y la luz paratranquilizarla y hacerla dormir. Es lo que ambos necesitan.
4 días más tarde..
Las más de cincuenta personas que hanasistido en ese día tran gris y triste caminan hacia la puerta derejas negras mientras Margo siente que no puede moverse, las piernasno le responden y las lágrimas no han dejado de salir des de quesalió de casa esta mañana. Ni siquiera se ha maquillado y lleva unacoleta que le quita todo el pelo de la cara para no tener quepreocuparse, lleva días sin peinarse.
Steve se ha alejado para hablar con algunos de lospolicías invitados, y sus compañeros del cinco-cero han decidido dejarle espacio. Todo esto se le está haciendo muy difícil, y tras cumplir los dieciocho ni siquiera ha celebrado su cumpleaños. Estees, realmente, el peor año de su vida.. ¿Como va a querer hacerfiesta si lo único que le quedan son ganas de poder marcharse consus seres queridos?
- Margo.. - susurra una voz de mujer a su espalda.
Es Katherine, que ha decidido venir también comoprotección y para ayudarla en todo lo que necesite. O al menos es loque ya le ha comentado un par de veces con una sonrisa fingida. Tieneuna cara dulce aunque dañada por el paso de los años y el trabajotan agetreado y peligroso que tiene, eso no puede negarlo nadie. Sino fuera por gente como ella las cosas irían mucho peor en Hawaii y el resto del mundo.
- ¿Sí?..
- ¿Necesitas algo? - le pone una mano sobre el hombro - ¿Café, algo de comer..? Estás un poco pálida..
Le tiende un pañuelo y ella lo coge agradecida conmedia sonrisa, después niega y vuelve la vista a la caja de maderaoscura en la que yace su tío. Solo quiere que vuelva, que se levante de allí y le eche bronca, gritando como un histérico como la vezque le dijo que estaba con Steve y las cosas se fueron al traste. Daría tanto por no haberlo echo nunca y poder pasar con él lasúltimas semanas de vida..
- Vamos, deberías salir de aquí.. Ya no hay nada que hacer.
Las palabras de Katherine son cariñosas y suaves comolas anteriores, pero no le gustan. No se fía de ella y no va ahacerlo, no después de su aparición en casa de Steve y lo que este le ha contado muy por encima de su relación. Su chico no es hombrede muchas palabras y no parece gustarle hablar de ese tema enconcreto, al parecer.
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Misión: Infiltración.
FanfictionMargo vive con su tío en Nueva York des de hace diez años. Ha estado estudiando en la académia de policía americana y lo que más desea es entrar en el cuerpo, pero sus planes se tuercen al volver a Hawaii y conocer al cinco-cero. El mundo de las...