Dieciocho;

740 58 2
                                    

 Llega a la casa en poco menos de una hora y sin creerse del todo que su tío no se haya dado cuenta del saltoque ha pegado por la ventana, ¡casi se abre los puntos! Y aún no está del todo recuperada de las costillas, le molestan al igual queel resto del cuerpo, pero no ha podido resistirse.

Mira de un lado a otro de la calle, vacía y oscura, sehan fundido las dos farolas que están más cerca. Pica a la puertacon los nudillos y espera unos segundos, aunque antes de poder darsecuenta está dentro y contra la puerta:

- ¿Te ha visto alguien? - niega con la cabeza – Vale.. Bien.

Y la besa, primero despacio pero luego agarrándola delcuello y pegándose contra su cuerpo. Margo se queda sin respiración e intenta separarse, pero no lo consigue. Siente su erección contrael vientre y el calor recorrerle los muslos, su cuerpo y su cabeza noestán en la misma posición:

- S.. Steve, por favor..

- Lo siento por todo, ¿vale? - susurra dejando caer la frente contra la suya – No tendría que haberte dejado sola en casa, no decirte la verdad en el hospital..

- ¿Y cual es la verdad?

Lo ha preguntado casi sin darse cuenta, le tiemblan laspiernas y la voz. Steve resopla y le acaricia el pelo, jugando con elentre sus dedos. Aunque no lo parezca, a él también le estácostando soltar las palabras.

- Tienes algo, joder.. Tienes algo que me gusta, pero.. ¡Dios! ¿Que estoy diciendo? ¡Eres menor y nos llevamos más de veinte años!

Margo le mira sin decir nada.

- No se que narices me has echo pero cuando te vi allí, con Patrick.. Sola.. Me dieron ganas de matar a alguien, en serio. - resopla disgustado – Eres una camicaze que ha conseguido meter en la cárcel a uno de los jefes más importantes de una de las bandas más peligrosas de la isla y los Estados Unidos.

- ¿Pero..?

- Pero me he pasado todos el día mirando a ese amigo tuyo con ganas de matarle.. Y yo no soy así.

- ¿Y como eres?

- No lo sé.. Pero muy distinto a como me he estado comportando contigo.

Margo parpadea un momento e intenta no sonreír, estáempezando a ganársela otra vez y no quiere. Necesita ser más duracon él y obligarle a que diga todo lo que piense ahora, sin filtros.Ni mentiras ni medias verdades.

- ¿Pero tu te imaginas si alguien se enterase que nos hemos acostado? Eres menor.. Vuelvo a repetir, y yo un agente de una unidad especial reconocido.

- Y te da miedo que esto pueda desprestigiarte.

Calla unos segundos y resopla, realmente agobiado. Seaparta un poco de ella pero no deja de mirarla.

- No quiero que te hagan daño.. Y tu tío es amigo mío, no puedo hacertle esto. Además, ¡tienes diez años más que la hija de Danny!

- ¿Y eso que tiene que ver?

No puede contener la risa y acaba por soltar unacarcajada ante la mirada incrédula de Steve, que no da crédito aesa actitud ante el problema que tienen delante. Frunce el ceñocabreado pero Margo no puede dejar de reír y empieza a enrojecer,nerviosa y acalorada por la situación en la que ella solita se hametido.

 - ¿Lo ves? Eres una niñata.. - murmura Steve. - La peor.

Y sin saber muy bien por que, con un impulsoincontrolable, se lanza sobre ella y la besa con todas sus ganas. Lalevanta del suelo y se la cuelga en la cintura sin problemas, pesarealmente poco. Margo se deja llevar, enrredando ambas piernas en él,y le besa con los ojos cerrados mientras siente como se mueven haciala habitación. Esto va a acabar mal, y ambos lo saben, pero no puedehacer nada para evitarlo.

Entran en el cuarto y cierran la puerta sin dejar debesarse, desnudarse y tocarse. Se tumban en la cama y ruedan, riendoy comiéndose a besos como si nada pasase. Como si el mundo entero nofuese a retumbar al enterarse de esto, de que empezan a gustarse másde lo normal y que se casi media vida de diferencia.

- Estos días me he vuelto loco.. - susurra jadeante. - Tu me estás volviendo loco.

Margo gime en respuesta y le estira del pelo hacia ellapara morderle la boca. No quiere escucharle, solo sentirle. No va a admitirlo pero des de la noche de la tormenta, hace realmente poco, ha esperado este momento a cada momento del día. Y sabía que iba aconseguirlo, pero Steve era el que tenía que dar el paso y ahora va a aprovecharlo todo lo que pueda.

Hasta cuando pueda.

Misión: Infiltración.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora