Seis

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 Por la diminuta ventana solo puede llegar a ver a más de la mitad de loschicos tirados en el suelo y Grace junto a dos amigas suyas en una delas esquinas, sin mirar hacia ninguna parte y temblando de vez encuando por el llanto. Le da tanta rabia no poder entrar como alma quelleva el diablo para llevarse a esos chicos de allí y ponerlos asalvo.

La puerta que hay al otro lado de la cocina se abre degolpe y a duras penas consigue esconderse tras unas cajas llenas depan y paquetes de arroz que la ocultan de dos hombres altos yarmados, uno de ellos vestido de policía:

Tiene que haber alguien más en este puto edificio, han cambiado el cartel para que alguien llamara al 112 y he tenido que inventarme una excusa malísima para una chica que hacía deporte y me ha preguntado si estaba todo bien.

- ¿Pero como puede ser?

- No lo sé, ¡joder! ¡Tenéis que volver a revisar las plantas de arriba! - exclama dándole una patada a una de las patas de la mesa - ¡Hay alguien en este puto sitio que no hemos visto!

Hablan unos segundos más con agresividad mientras Margoreza para que nadie la descubra antes de que se marchen y la dejensola. No se mueve durante más de diez minutos mientras escucha lossonidos a su alrededor para saber que hacer a continuación. Tieneque volver a la clase en la que está Stefan para que no le descubranantes que ella y lo secuestren también, o algo peor.

Mira hacia arriba y se encuentra con una de las rejasdel aire acondicionado, si lo hace rápido puede subirse al mármol para abrirla y entrar en el conducto. Des de allí puede llegar a cualquier parte del edificio, o al menos de esa planta.

Gatea rápidamente intentando no hacerse daño con losclavos que le rascan las rodillas, aunque termina rompiéndose el vestido y teniendo que morderse el labio para no gemir del dolorcuando encuentra uno de los hombres que ha salido de la cocina justodebajo. Piensa rápido y abre una de las escotillas sin hacer ruidopara caer sobre él y dejarle inconsciente en menos de tres segundos, tal y como le enseñaron en la academia de policía.

 - Vale.. Vale.. - se dice mientras arrastra el cuerpo hacia uno de los lavabos para encadenarlo en el retrete y taparle la boca con mucho papel higiénico.

Se guarda una de sus pistolas para protegerse y agarrael teléfono por satélite entre las manos para teclear el número que se sabe de sobras. Kono. Ella sabrá que hacer, y lo hará antes de que tengan que lamentar una catástrofe.

He visto unos cinco tipos con armas, aunque no se si hay más, y unos cuatrocientos adolescentes tirados en el suelo del pabellón principal muertos de miedo. Danny y Williams están escondidos en a saber donde del piso de arriba y Stefan también permanece oculto, pero tenéis que venir rápido o la ventaja que tenemos sobre ellos acabará volviéndose en nuestra contra.

- ¿Qué? ¿Como?

- Hazme caso, Kono. Tengo que colgar, pero tienes que hacer lo que digo y traer refuerzos. - sentencia – No se quienes son ni que quieren, pero esta gente no se anda con tonterías.

Las sirenas de los coches de la policía no tardan másde quince minutos en escucharse, rodeando todas las salidas yventanas del edificio para que nadie pueda escapar de este sin servisto. Kono sale junto a su primo del coche y plantan un dispositivotelefónico que les ayude a mantener contacto con el interior yvarios vehículos con cámaras infrarojas para averiguar cuantaspersonas armadas puede haber dentro. Margo les ha dado un buennúmero, pero no puede saber con exactitud cuantos son.

- No lo entiendo, no lo entiendo.. William está dentro, ¿como nadie se ha dado cuenta de lo que está pasando?

- Alguien lo ha echo.

Jerry aparece también con dos maletines llenos deartefactos informaticos para ayudar en todo lo posible y sin decirpalabra, él también está muy nervioso. El recinto está lleno depolicías y agentes especiales corriendo de un lado para el otro ypreparándose para una posible intervención.

- ¿Alguien sabe algo más?

- No sabemos nada del interior des de la llamada de Margo, no se que puede haber pasado.

- Tenía un móvil, ¿no? Kono, si te ha llamado a ti puedo rastrear el teléfono.

- Hazlo. - dice de pronto una voz a sus espaldas – Voy a entrar.

El equipo entero se da la vuelta al escuchar ese tono tan familiar para todos, encontrándose de golpe con un rostro serioy bronceado con barba de varios días. Va vestido con un traje decamuflaje oscuro y unas botas de trabajo llenas de barro. Se cruza debrazos mirando hacia adelante unos segundos antes de girarse paramirar a sus compañeros, con los ojos como platos y sin saber quedecir:

- Steve.. - se atreve a murmurar Lou.

- Yo también me alegro de veros, pero ya tendremos tiempo de reencuentros. - mira al jefe de policía y añade – Contadme todo lo que sepáis del caso.

 Vuelve a señalarles con la pistola para obligarles a caminar más deprisahasta el pabellón, donde les obligan a tirarse al suelo con losdemás presentes. Grace grita desesperada cuando lo ve y Danny correa por ella para abrazarla y consolarla, perseguido por un Williamtembloroso que mira a sus amigos de reojo para ver que todos estánbien.

- Vamos a salir de esta, cariño, no te preocupes.

- ¿Has sido tu el que ha llamado a la policía?

Danny frunce mucho el ceño antes de bajar la voz todolo posible y dirigirse a su hija.

- ¿La policía? ¿Que estás diciendo?

- Están por todas partes..

William también lo escucha y mira al hombre que tienetumbado al lado con el mismo brillo en los ojos que él, saben perfectamente quien ha conseguido esto: Margo. Ella y Stefan siguen ocultos por alguna parte del instituto consiguiendo más que ellos.

- El cinco-cero y el equipo de policía al completo estáfuera, y ellos salvados.

De pronto las cosas suceden muy deprisa, Steve y suequipo consigue hacer unas llamadas a distintos contactos paraenterarse de quienes son los secuestradores y que es lo que quieren.El líder de su grupo lleva en prisión más de cuatro años yquieren hacer un cambio, algunos rehénes por su libertad. Y loquieren en menos de dos horas.

- No podemos hacer eso, no tienen derecho a chantajearnos de esta manera y salirse con la suya.

- ¿Y no podemos hacerles creer que han ganado?

Jerry les mira con aire asustado mientras niega variasveces seguidas.

- No podemos hacer eso.

- ¿Por que no?

- Por que el líder del grupo terrorista pasó por la injección hace dos días.

Misión: Infiltración.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora