Veinti siete;

595 47 1
                                    

 Coge aire y pica a la puerta, espera e intenta no desmayarse de losnervios. Tiene que estar aquí por que si no está en la comisaria nien los despachos del cinco-cero no hay más lugares dondeencontrarle.

- Espera unos segundos más y vuelve a llamar a la puertacon los nudillos:

- ¡Voy! - exclama des de dentro, y cuando abre la mira de arriba a abajo y añade - ¿Que haces aquí?

- No has venido a verme.. Me han dado el alta hace media hora.

Se aparta tras mirarse un rato y la deja entrar, despuéscierra la puerta y la vuelve a mirar de arriba a abajo. Tiene unmoratón en la cara, arañazos en el cuello, los brazos y la cintura.La escayola sigue estando en su lugar y otro moratón amarillento ledecora la mitad de la pierna. Tiene una pinta horrible, no puedenegarlo.

- Estoy muy cansada, menos mal que me han traído los padres de Yan. En un par de días cogerán un avión a Corea, pero de momento la policía y el cinco-cero no se lo permiten.

Jack no contesta y se cruza de brazos, su sobrina dejauna pequeña mochila con sus cosas – que él mismo le llevó – enuna de las sillas y abre la nevera para beber un poco de agua yacomodarse sobre el mármol. No entiende como esa preciosa einteligente adolescente de cabellera oscura, cuerpo atlético y mil metas que conseguir esté enamorada de un hombre mucho mayor queella, amigo de la familia y con un estilo de vida que no permite laentrada a nadie más allá de su conveniéncia. Le hierve la sangresolo de imaginar lo que ha podido estar haciendo con Margo todo estetiempo mientras él confiaba en Steve como si fuese de su própiafamilia.

- Margo.. - le cuesta incluso respirar.

La chica le mira sin esperar para nada lo que va adecirle, con los ojos brillantes y el rostro tranquilo.

- Creo que tenemos que hablar.. - traga con fuerza y añade – La última vez que nos vimos fue cuando apareciste de nuevo y Steve había hablado conmigo sobre.. Eso.

Margo salta del taburete y se acerca a su tío con carade preocupación y agitando las manos:

- Tío, por favor.. Yo no quería que.. Que te enteraras así.

- Ah.. Perfecto. No es que no quisieras hacerlo, si no que no querías que me enterara así.. ¿Pero tu te estás oyendo? ¡Estás con Steve Mcgarrett! - grita y da un golpe - ¡Es diecisiete años mayor que tu!

- Sé que no lo ves bien, pero yo tampoco lo buscaba..

Jack vuelve a dar un golpe y frunce el ceño, estárealmente enfadado. No puede creerse nada de lo que está pasando,parece más una pesadilla que cualquier otra cosa. Incluso una infiltración de varios meses sería menos dolorosa y tensa. No puedepermitirlo.

- Tu te estás riendo de mi, ¿no? ¡Eres una niñata inmadura que se ríe de mí! - exclama - ¡Con todo lo que yo te he dado!

- ¿Pero que tiene eso de ver? ¡Si no te he echo nada!

- ¿Como que no? ¡Me has mentido! - la cosa está cada vez peor - ¡Tus padres estarán rebolcándose en su tumba ahora mismo!

La chica abre mucho los ojos y estos se le llenan delágrimas, que esté enfadado con ella es una cosa pero que meta asus padres en algo tan delicado es horrible. Sabe mejor que nadie lo mucho que le duele ese tema, lo poco que puede hablar de eso sin quese eche a llorar como una cría.

- ¡Que te den, Jack! - grita cuando siente las lágrimas recorrerle las mejillas - ¡Te odio!

Coge la mochila de nuevo y sale corriendo, dando unportazo y sintiendo un dolor inmenso en el pecho y la boca delestómago. Baja las escaleras a toda prisa y echa a caminar sin dirección, sin saber que hacer ni como actuar después de esto. Sesiente realmente mal ahora mismo.

Coge el primer bus que pasa y se baja a dos kilometros,cerca de una tienda de chucherías a los que están intentandoacceder un par de niños pequeños insistiéndole a sus padres perono les dejan, es hora de comer y no van a permitirlo. Ella, encambio, no tiene nadie que pueda recriminarle y entra a comprarse una bolsa pequeña para comer algo y un redbull. Lo necesita paradespejarse.

Sin darse cuenta acaba frente a un motel de carreterabastante antiguo y con pocos coches en el parking pero con flores quelo adornan todo un poco. Siente como le vibra el móvil en lostejanos pero no lo coge, también siente el ardor recorrerle lasentrañas y el dolor de las costillas. Tiene que volver a untarsecrema inflamatória y los calmantes.

- ¿Tenéis habitaciones libres?

La mujer, mayor y con unas gafas de culo de botella queno le quedan para nada bien, la mira unos segundos y hace un gesto muy raro que Margo no entiende muy bien.

- ¿De matrimonio o individual?

Piensa rápidamente y sonríe:

- De matrimonio, por favor.

- ¿Sabe cuantas noches va a quedarse?

- No lo sé, la verdad. - se encoge de hombros – Pago dos de momento.

La mujer asiente y sonríe, dejando ver que es un pocohumana, aunque Margo no está del todo convencida. Al final paga y lamujer le tiende las llaves y señala las escaleras por las que tieneque subir hasta el segundo piso y la puerta 134, su hogar durante los dos próximos días.

Misión: Infiltración.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora