Diecinueve

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  Los chicos se miran y lloran como críos, sonriendo con pena por la noticia. Yuna se lleva las manos a la cabeza, se desordena el pelo y niega con rapidez antes de mirar a Margo.

- ¿Estás segura de qué tienes que irte?

- Lo necesito. – responde con tranquilidad – No sabéis la de cosas que me han llegado a pasar des de que estoy en esta isla y... Nunca me he dado la oportunidad de alejarme lo posible como para sanar. Siempre dispuesta a ponerme a tiro, siempre ayudando a los demás y dejando de lado mis necesidades...

El grupo vuelve a enmudecer unos segundos.

- ¿Y las clases? – pregunta Sally, secándose las lágrimas con el dorso de la blusa. - No irás a dejar todo lo que has hecho durante este curso, ¿verdad?

- En absoluto. Preguntaré en la facultad como puedo hacerlo para seguir sin perder todo lo que he estudiado.

- Te has esforzado mucho... - susurra la chica.

- Sí.

Sonríen con lágrimas empañándoles los ojos. Explicar todo lo que siente y quiere es complicado, y las despedidas nunca se le han dado bien. Se siente mal, una parte de ella quiere quedarse a pesar de todo y seguir estudiando allí, con sus amigos, con la gente del cinco-cero. Sally. Yuna. Jerry. Danno. Grace. Steve... Y Stefan.

Se queda en el piso cuando el resto se va para ayudarla a empaquetar sus cosas y cenar con ella. No han hablado de nada relacionado con el dinero, ni el disparo a Patrick, los momentos de agonía pensando que podría haberle pasado algo... Nada. Y es algo que deberán dejar claro antes de despedirse de verdad.

- No quiero que te vayas, Margo...

Ella niega con tristeza.

- No me lo pongas más difícil. – solloza - Por favor.

La cena acaba enfriándose sobre la mesa y ellos se enzarzan en una conversación sobre todas las preguntas que tiene Stefan y las respuestas de Margo. No deja nada a la imaginación, aunque no tenga muy claro lo que va a ser de ella. Ha buscado por internet sitios a los que ir, cosas que hacer... Cualquier cosa para centrarse en su nueva vida.

- ¿Me llamarás? ¿Podré ir a verte?

- Siempre que quieras, Stefan. Siempre que quieras.

- Te echaré mucho de menos...

- Yo también. – se quita las lágrimas de las mejillas – Pero no voy a irme para siempre, ¿vale? Solo... Solo unos meses. Seis o siete. Como mucho un año.

- ¿Estás segura?

- No demasiado, pero necesito hacerlo. Tengo que encontrarme.

Sigue durante horas navegando por páginas de universidades, por casas de estudiantes, pisos con alquileres baratos... Mira zonas en las que vivir, comisarías cercanas, bibliotecas y otros sitios a los que poder escaparse cuando más lo necesite.

Casi todas sus cosas están ya empaquetadas en pocas cajas y ni siquiera sabe si va a llevarse todas o va a dejarlas aquí, o en casa de Danny, hasta su vuelta. Ya se ha despedido de él y de Grace – casi no le quedan lágrimas -. También de Jerry, Low, los hijos y la mujer de este... Está casi todo echo, porque les ha pedido que no vayan a despedirla al aeropuerto. No sabe si podría soportarlo.

- Aunque faltabas tu... - susurra para sí cuando tocan a la puerta.

Sabe perfectamente de quien se trata y hace de tripas corazón para no ponerse a llorar nuevamente. Tiene los ojos hinchados y rojizos de tanto que se ha pasado llorando abrazada a Stefan, Danno o el resto. Y ahora...

- Estás aquí.

- Y he traído vino.

Sonríe y se aparta de la puerta.

- Pasa, Steve.

Mira a su alrededor y luego a ella.

- Ya lo has empaquetado todo...

- Sí, pero no sé si me lo llevaré o dejaré algunas cosas aquí.

- En mi casa pueden caber muchas de tus casas.

Margo sonríe y le acaricia la cara.

- Gracias.

Abren el vino y lo vierten en unas copas que aún no ha guardado en la caja de la cocina. Se sientan en el sofá, muy cerca el uno del otro, y se terminan la botella de vino mientras hablan un poco de todo, sin llegar a nada importante. Saben que eso es una despedida, se va dentro de dos días, por eso no quieren que sea igual que con el resto.

- Ya casi no tienes marcas... Me alegro.

- Un par de heridas en el vientre, pero ya está. Tendré un par de cicatrices de guerra más.

Sonríen como si fuese algo del todo normal. En cierta manera, para ellos si lo es. Han pasado así toda su vida, aunque Margo haya querido cortarlo de raíz es algo por lo que ha pasado toda su familia. Su madre, su tío... El amor de su vida.

Deja su copa en la mesita de al lado del sofá y se acerca a Steve para besarle. Él lo acepta con cariño y deja su copa para estirarla en el sofá y tumbarse sobre ella sin dejar de besarla. Se acarician, se desnudan con lentitud y caminan en ropa interior hasta la cama de matrimonio. Más cómodos. Con más espacio.

- Te voy a echar tanto de menos... - le susurra, besándole con fuerza mientras se sienta sobre su erección y gime.

- ¿Y si no te vas? Podría cuidar de ti, cariño. – la coge de las caderas y cierra los ojos – No voy a volver a dejarte.

- Dime que me quieres, Steve.

- Te quiero.

- Dime que me vas a echar de menos.

- Más de lo que puedas llegar a imaginarte.

Le da la vuelta con fuerza para tenerla debajo y se mueve rítmicamente mientras gime y hace gemir a Margo. La habitación empieza a llenarse de sudor, vapor, amor... Sentimientos. Y sienten lo que no han sentido con nadie antes. Todo lo de fuera se queda en segundo plano y ellos solo buscan el placer de ambos y la despedida más bonita y triste de la historia. Mucho más que cuando Steve tuvo que marcharse tras Katherine a Vietnam.

- ¿Ya sabes donde vas a ir?

- Un pequeño pueblo de Ohio. – susurra mirándole des de su parte de la cama – Hay un colegio de monjas en el que puedo estudiar y...

- ¿Monjas?

- Sé que no es muy de mi estilo, pero... Estaré tranquila. Puedo acabar mis estudios allí y solo tengo que pagar una mensualidad para la comida y la matrícula.

- ¿Acabaras casada con el señor o algo así?

Margo suelta una carcajada.

- No seas idiota, ¡claro que no! – se miran con gesto divertido – Me gusta demasiado el sexo como para no volver a practicarlo nunca más.

Vuelven a hacer el amor, ríen y se quieren antes de dejarse vencer por el cansancio y dormir abrazados hasta el amanecer.

Misión: Infiltración.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora